La vida es camino

Creo que una buena imagen para comprender la vida es la del camino. Sí, la vida es un camino. Y vivir se trata de aprender a andar ese camino único y original que es la vida de cada uno.
Y si la vida es un camino -un camino lleno de paradojas- nuestra tarea de vida es simplemente aprender a caminar, aprender a vivir. Y como todo aprender, el vivir es también un proceso de vida.
Se trata entonces de aprender a caminar, aprender a dar nuestros propios pasos, a veces pequeños, otras veces más grandes. Se trata de aprender a caminar con otros, a veces aprender a esperarlos en el camino y otras veces dejarnos ayudar en el camino. Se trata de volver a levantarnos una y otra vez cuando nos caemos. Se trata de descubrir que este camino es una peregrinación con Jesucristo hacia el hogar, hacia el Padre.
Y la buena noticia es que si podemos aprender a caminar, entonces también podemos aprender a vivir, podemos aprender a amar... Podemos aprender a caminar con otros...
De eso se trata este espacio, de las paradojas del camino de la vida, del anhelo de aprender a caminar, aprender a vivir, aprender a amar. Caminemos juntos!

martes, 12 de febrero de 2013

Benedicto XVI me ha enseñado que el cristianismo es un don


-“Benedicto XVI renuncia al ministerio de Obispo de Roma…”  -“¡¿Qué?!”…

Fue lo único que atiné a decir cuando un hermano de comunidad me daba esta impactante noticia. Luego fui corriendo a conectarme a internet para ver por mis propios ojos lo que sucedía. Me sentía desconcertado… No lo esperaba, no lo imaginaba.

Es cierto que el Santo Padre había dicho en una ocasión que si tomaba conciencia de que las fuerzas necesarias para guiar a la Iglesia lo abandonaban, él renunciaría a su ministerio como Sucesor de San Pedro. Sin embargo no lo esperaba…

Les confieso que todavía no salgo de mi asombro y de cierta tristeza por esta suerte de “partida”… Es un Papa que me ha marcado mucho… Prácticamente ha sido Obispo de Roma durante todo mi tiempo de formación al sacerdocio (2005-2013).

Dios es amor

Personalmente lo descubrí al leer su primera carta encíclica Deus caritas est –Dios es amor- y su Mensaje para la Cuaresma de 2007: Mirarán al que traspasaron.
¿Cómo olvidar sus palabras sobre lo que significa ser cristiano, sobre lo que significa el inicio del cristianismo en nuestras vidas?

No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.”[1]

Sus palabras habían puesto palabras a mi propia experiencia, a mi propia búsqueda, o mejor dicho, a cómo Dios me encontró a mí aquel 18 de octubre del 2000 en Tuparenda cuando conocí Schoenstatt. “El encuentro con un acontecimiento, con una Persona…”. Sí, es el encuentro con Jesucristo, misericordia del Padre, lo que abre un horizonte nuevo a la vida, el horizonte inmenso del amor.

Luego de su primera encíclica fui descubriendo diversos escritos suyos: “Introducción al Cristianismo”, “El camino pascual”, “Jesús de Nazaret”, y tantas homilías, discursos y enseñanzas. Sí, definitivamente Benedicto XVI es el Papa Teólogo, el Papa de la razón y de la palabra. De hecho, el mismo Benedicto XVI nos recordaba que el hombre puede aprender a “a percibir entre las palabras la Palabra[2], es decir, a Cristo mismo la Palabra hecha carne (cf. Jn 1, 1.14).

Detrás de las palabras el hombre
Pero detrás de las palabras fui descubriendo también al hombre… Un hombre de una lucidez impresionante pero de una sabiduría serena y sencilla. Sus palabras, las que yo tanto disfruto en sus escritos, son las palabras de un hombre claro pero al mismo tiempo cordial, prudente y al mismo tiempo determinado.

Y creo sinceramente que si durante estos años de pontificado ha logrado transmitirnos a Jesús con sus palabras y tímidos gestos –una sonrisa, una mirada, un saludo con las manos-, eso se debe a que sus palabras y gestos nos transmitían lo que lleva en su corazón, pues, “el hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno (…). Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca” (Lc 6,45).

Y el corazón habla al corazón. Este anciano Pontífice ha logrado llegar al corazón de muchos hombres y mujeres, incluso de los más jóvenes –cómo no maravillarse ante el testimonio de los jóvenes que han estado con él en el campo de Cuatro Vientos en la JMJ 2011-. Ha intentado incluso llegar al corazón del hombre digital aventurándose a llevar a la Iglesia y el Evangelio de Jesucristo a Facebook, Youtube y Twitter.

Y es justamente al tomar conciencia de las posibilidades y exigencias de la era digital –que acorta distancias y tiempos pero exige una reacción casi inmediata a los sucesos cotidianos- que con humidad y lucidez nos dice:

"En el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado."[3]

Signos de los tiempos

Este gesto, esta decisión, nos hablan de un hombre que en el sagrario de su conciencia y ante Dios, hace un esfuerzo por leer e interpretar los signos de los tiempos, tal como nos lo 
piden el mismo Jesucristo (Lc 12,54-56) y el Concilio Vaticano II.

Finalmente Benedicto XVI nos enseña que la Iglesia no es nuestra, sino de Jesucristo. Y si la Iglesia de Jesucristo está en nuestras manos es porque el Señor nos la ha confiado como don precioso para la humanidad.

La vocación que cada uno de nosotros ha recibido por el Bautismo es un don, y la vocación que cada uno de nosotros vive en la Iglesia, sea la del ministerio episcopal o sacerdotal, la del matrimonio, la de la vida consagrada o laical, es un don. Y es un don para vivirlo con toda la alegría y la belleza que ello implica, así como con toda la seriedad de la misión que se nos ha confiado.


Benedicto XVI me ha enseñado que el cristianismo es un don, un don para vivirlo con alegría y compartirlo, y por eso quiero hoy expresarle mi gratitud con estas palabras, con mi oración y con mi continuo compromiso de seguir amando con él a la Iglesia de Jesucristo, seguir amando con él y con Cristo a los hombres y mujeres que buscan un hogar en este don que es el cristianismo.

Oscar Iván Saldivar F., I.Sch.P.





[1] BENEDICTO XVI, Deus caritas est: carta encíclica sobre el amor humano, Nº 1.
[2] BENEDICTO XVI, Discurso al mundo de la cultura en el colegio de los Bernardinos. Disponible en: http://www.zenit.org/es/articles/discurso-de-benedicto-xvi-al-mundo-de-la-cultura
[3] BENEDICTO XVI, Mensaje al Consistorio de Cardenales del 11 de febrero de 2013. Disponible en: http://www.news.va/es/news/benedicto-xvi-anuncio-que-por-la-edad-avanza-renun