La vida es camino

Creo que una buena imagen para comprender la vida es la del camino. Sí, la vida es un camino. Y vivir se trata de aprender a andar ese camino único y original que es la vida de cada uno.
Y si la vida es un camino -un camino lleno de paradojas- nuestra tarea de vida es simplemente aprender a caminar, aprender a vivir. Y como todo aprender, el vivir es también un proceso de vida.
Se trata entonces de aprender a caminar, aprender a dar nuestros propios pasos, a veces pequeños, otras veces más grandes. Se trata de aprender a caminar con otros, a veces aprender a esperarlos en el camino y otras veces dejarnos ayudar en el camino. Se trata de volver a levantarnos una y otra vez cuando nos caemos. Se trata de descubrir que este camino es una peregrinación con Jesucristo hacia el hogar, hacia el Padre.
Y la buena noticia es que si podemos aprender a caminar, entonces también podemos aprender a vivir, podemos aprender a amar... Podemos aprender a caminar con otros...
De eso se trata este espacio, de las paradojas del camino de la vida, del anhelo de aprender a caminar, aprender a vivir, aprender a amar. Caminemos juntos!

sábado, 5 de julio de 2014

Alegría y vida nueva con Jesús

MISA JUVENIL – PASTORAL DE JUVENTUD PIRIBEBUY
Am 9, 11-15; Sal 84, 9.11-14; Mt 9, 14-17

Queridos amigos y amigas:

¡Qué alegría verlos aquí en el Santuario de Ñandejara Guasu! ¡Qué alegría reunirnos como Pastoral Juvenil, como jóvenes amigos de Cristo! Juntos, hoy celebramos esta misa juvenil, la primera que nos animamos a realizar aquí en Piribebuy. Ojalá sea un espacio que cada uno pueda sentir como propio, un espacio de encuentro juvenil, un espacio de encuentro con Jesús.

Sí, es el mismo Jesús el que a cada uno de nosotros nos llama constantemente y nos invita a vivir en amistad con Él, a descubrirlo a Él presente y actuante en nuestras vidas. A descubrir su estilo de vida, a descubrir que viviendo con Él y como Él podemos llegar a ser plenos y felices.

Alegría con Jesús

Y en el Evangelio de hoy (Mt 9, 14-17) Jesús nos llama justamente a la alegría y a la novedad de vida. Meditemos juntos este texto.

“¿Por qué tus discípulos no ayunan?... Jesús les respondió: ¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos?” Mt 9, 14-15.

¿Por qué los discípulos de Jesús no ayunan? El ayuno, tan característico de nuestra Cuaresma, ya en tiempos de Jesús era una señal de penitencia, pero de una penitencia en preparación para algo que ha de venir. El ayuno, el privarse de alimentos, debía ayudar a preparar el cuerpo y el corazón –la totalidad de la persona humana- para el encuentro con Dios. Y este ayunar, este privarse voluntariamente de algo, tenía sin duda una dimensión de esfuerzo, de sacrificio.

Entonces, ¿por qué no ayunan los discípulos de Jesús? Porque aquello que esperaban, para lo cual se preparaban, ha llegado ya, ha acontecido ya. Jesús está en medio de ellos, no hay ya razón para ayunar sino para alegrarse. Así lo expresa el mismo Jesús: “¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos?” (Mt 9,15a). Cuando Jesús está con nosotros no hay motivos para la tristeza, para el dolor. “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús.”[1]

Cada uno de nosotros está llamado a ser ese amigo o amiga del “Esposo”, de Jesús.[2] Cada uno de nosotros está llamado a compartir toda su vida con Él. Compartir alegrías, proyectos, dudas, esperanzas, tristezas. Todo, todo tiene cabida en la amistad con Jesús y nada de lo nuestro puede quedar fuera de su corazón.

Y el saber, y experimentar, que hay Alguien que me cobija en su corazón me da una profunda paz y alegría… Nada hay de lo nuestro, de lo humano, que no tenga lugar en el corazón de Jesús.

Vida nueva con Jesús

Y cuando Jesús nos llama a vivir con Él, lo hace también para que aprendamos a vivir cómo Él. La amistad con Jesús nos regala una profunda alegría que nadie podrá quitarnos, pero también, la amistad con Jesús nos propone una vida nueva que no podemos vivirla a medias.

“Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande.” Mt 9, 16.

Sí, la alegría de la amistad con Jesús va ganando de a poco las distintas dimensiones de nuestra vida. Esa vida que ponemos en el corazón de Jesús, Él la quiere ir transformando de a poco en vida nueva, en vida plena.

Y esa vida nueva con Jesús es como una tela nueva, como un vestido nuevo, como una remera nueva que se nos regala… Como el mismo Jesús dice en el Evangelio, a ninguno de nosotros se nos ocurriría recortar un pedazo de una remera nueva para parchar o remendar una remera vieja. ¿Alguno lo haría?

Sí, Jesús nos propone revestirnos con una vida nueva, con su vida, por eso nos ofrece su vida en cada misa, en cada sacramento que celebramos con fe. Y esa vida nueva cada uno de nosotros la ha recibido ya en el Bautismo y la ha fortalecido en la Confirmación. Sin embargo, siempre corremos el riesgo de querer abandonar esa vida nueva, esa remera nueva, y volver a nuestra vida vieja, a nuestras remeras arrugadas y desgastadas, y a veces queremos parchar nuestra vida vieja con algo de la nueva.

Queridos amigos, vivir con Jesús y como Jesús es exigente pero hermoso. Todos sentimos en el corazón el anhelo de felicidad y plenitud. Todos queremos hacer algo hermoso y que valga la pena con nuestras vidas. ¡Ninguno de nosotros quiere una vida parchada o remendada! ¡No nos conformemos con la mediocridad!

Si estamos tentados a vivir sólo a medias, pidámosle a Jesús que Él nos ayude a descubrirlo, que Él nos ayude a experimentar la profunda alegría de su amistad, para que con Él descubramos el camino hacia una vida nueva, una vida que no se vive a medias, sino con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas. La mediocridad nos entristece y nos gasta, la generosidad nos alegra y renueva. ¡Revistámonos con la generosidad de Cristo! Y así experimentaremos que Él está con nosotros en el camino de la vida. Que así sea. Amén.  




[1] PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual, 1.
[2] El novio o esposo es Jesús; sus compañeros, o «pajes de honor», no pueden ayunar porque los tiempos mesiánicos (simbolizados en el banquete de bodas) han comenzado. Cf. BIBLIA DE JERUSALÉN nota al versículo Mt 9, 15.