La vida es camino

Creo que una buena imagen para comprender la vida es la del camino. Sí, la vida es un camino. Y vivir se trata de aprender a andar ese camino único y original que es la vida de cada uno.
Y si la vida es un camino -un camino lleno de paradojas- nuestra tarea de vida es simplemente aprender a caminar, aprender a vivir. Y como todo aprender, el vivir es también un proceso de vida.
Se trata entonces de aprender a caminar, aprender a dar nuestros propios pasos, a veces pequeños, otras veces más grandes. Se trata de aprender a caminar con otros, a veces aprender a esperarlos en el camino y otras veces dejarnos ayudar en el camino. Se trata de volver a levantarnos una y otra vez cuando nos caemos. Se trata de descubrir que este camino es una peregrinación con Jesucristo hacia el hogar, hacia el Padre.
Y la buena noticia es que si podemos aprender a caminar, entonces también podemos aprender a vivir, podemos aprender a amar... Podemos aprender a caminar con otros...
De eso se trata este espacio, de las paradojas del camino de la vida, del anhelo de aprender a caminar, aprender a vivir, aprender a amar. Caminemos juntos!

domingo, 24 de diciembre de 2023

«El ángel entró en su casa»

Domingo 4° de Adviento – Ciclo B - 2023

Lucas 1, 26 – 38

«El ángel entró en su casa»

 

Este 4° domingo del tiempo de Adviento es del todo particular. Durante la mañana de este día, con la Iglesia, vivimos y celebramos todavía el Adviento, el tiempo del anhelo y de la espera de Cristo Señor que viene a nuestro encuentro.

Por la tarde, y sobre todo “en la noche santa”, nos introduciremos en el misterio del nacimiento del Salvador: "el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios." El evangelio del Domingo 4° de Adviento nos introduce ya en esta particular expectación al poner ante nuestros ojos el relato de la Anunciación.

El nombre de la virgen era María

            Así mismo, el relato evangélico nos muestra a los protagonistas, por decirlo así, del tiempo de Adviento, conforme este se acerca a la Navidad: José y María.

            Si la figura de Juan el Bautista se destaca durante las primeras dos semanas del Adviento, invitándonos a preparar el camino del Señor y señalando al mismo tiempo su venida escatológica; en la segunda parte del Adviento, aparecen con claridad ante nosotros las figuras de san José y la Viren María. Ellos nos ayudan a hacer memoria de la primera venida del Salvador, esa venida que celebramos al contemplar y anhelar su nacimiento.

            San José y la Virgen María, cada uno según su propia originalidad y carácter –tal cual nos lo muestran los evangelios- nos hablan no sólo de la ternura y el anhelo del nacimiento del Salvador; también nos hablan, con mucha sencillez pero profundidad, que ese anhelo por el Salvador, ese anhelo por Dios, se cultiva y experimenta en lo cotidiano de nuestra vida.

El ángel entró en su casa

            Por eso la conocida escena de la Anunciación del Señor ocurre en casa de María. Así lo señala el texto desde su inicio: “El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. (…) El ángel entró en su casa.”

            No debemos dejar de considerar y meditar una y otra vez en el hecho que el ángel de Dios entra en la casa de María. Es decir, llega a la cotidianeidad de la santísima Virgen. El texto evangélico no nos da detalles sobre lo que realizaba en ese momento María. Simplemente nos dice que el ángel entra en su presencia y al saluda: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”.

           

- María en el Pesebre -
Iglesia Santa María de la Trinidad 


Podemos imaginar toda una serie de situaciones: tal vez María se encontraba en medio de sus tareas domésticas, o tal vez estaba en oración. No lo sabemos con certeza. Lo que sí nos transmite el Evangelio es que Ella se encontraba en su día a día, y aún así, en medio de lo cotidiano, se encontraba abierta a la presencia y a la palabra de Dios.

            De eso se trata. De tomar conciencia de que Dios viene a nuestro encuentro en lo cotidiano; se trata de tomar conciencia del Adviento cotidiano de Dios en nuestras vidas.

            María nos señala eso: Dios viene a nuestro encuentro en lo cotidiano, el Adviento ocurre día a día, y así ha de ser, para que también el Nacimiento del Salvador en nuestros corazones, ocurra día a día.

            ¿Cuán abiertos y disponibles estamos en el día a día para percibir la presencia de Dios en nuestras vidas, sus saludos y palabras? ¿Estamos serenamente atentos y disponibles o inquietamente dispersos?

Alégrate – No temas - Hágase

            Esa disponibilidad de María, esa su apertura a Dios en lo cotidiano, le permite entrar en un diálogo de fe con Dios, a través de su ángel. Conocemos el diálogo, lo hemos escuchado. Tratemos de contemplarlo y de adentrarnos en el mismo.

            En primer lugar, María es capaz de escuchar el saludo de Dios: Alégrate. La presencia de Dios en nuestras vidas siempre trae una sincera alegría, un gozo sereno y profundo que nada ni nadie nos puede arrebatar. La raíz de esa alegría es la certeza de que no estamos solos, Dios nos acompaña. “El que cree nunca está solo” (Benedicto XVI).

            Junto con la alegría por la presencia de Dios en nuestra historia de vida, se nos confía también una misión de vida, un ideal por el cual y para el cual vivir. Si bien esto puede desconcertarnos, Dios vuelve a decirnos una y otra vez: no temas. Es el momento de la oración constante, sincera y confiada. Donde se le presenta a Dios nuestras capacidades, pero también nuestros límites, preguntas e inseguridades. Si nuestra oración es sincera, Él no dejará de responder a nuestras preguntas y necesidades con el don y la acción de su Espíritu Santo.

            Y precisamente, movidos por ese Espíritu Santo, es que finalmente logramos decir con los labios y el corazón: “Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu Palabra.”

            Lo que María vivió en el momento de la Anunciación, y lo cual fue siempre fiel, debemos nosotros vivirlo cada día, para llegar también a decir como Ella: que se haga en mí según tu Palabra.

            En este Domingo 4° de Adviento, tan cercanos a la Noche Buena, pidámosle a María, Mujer del Adviento, que haga de cada uno de nosotros hombres y mujeres del adviento cotidiano, hombres y mujeres que en medio de las preocupaciones y ocupaciones del día a día, sepan escuchar el saludo del ángel de Dios y así responder a la llamada que nos hace el Señor de acoger su Palabra en nuestros corazones. Que así sea. Amén.

 

P. Oscar Iván Saldívar, P.Sch.

Rector del Santuario de Tupãrenda – Schoenstatt

Misa matutina del 24 de diciembre de 2023