La vida es camino

Creo que una buena imagen para comprender la vida es la del camino. Sí, la vida es un camino. Y vivir se trata de aprender a andar ese camino único y original que es la vida de cada uno.
Y si la vida es un camino -un camino lleno de paradojas- nuestra tarea de vida es simplemente aprender a caminar, aprender a vivir. Y como todo aprender, el vivir es también un proceso de vida.
Se trata entonces de aprender a caminar, aprender a dar nuestros propios pasos, a veces pequeños, otras veces más grandes. Se trata de aprender a caminar con otros, a veces aprender a esperarlos en el camino y otras veces dejarnos ayudar en el camino. Se trata de volver a levantarnos una y otra vez cuando nos caemos. Se trata de descubrir que este camino es una peregrinación con Jesucristo hacia el hogar, hacia el Padre.
Y la buena noticia es que si podemos aprender a caminar, entonces también podemos aprender a vivir, podemos aprender a amar... Podemos aprender a caminar con otros...
De eso se trata este espacio, de las paradojas del camino de la vida, del anhelo de aprender a caminar, aprender a vivir, aprender a amar. Caminemos juntos!

sábado, 20 de mayo de 2023

Caminando con María, buscamos el bien común

 

Celebración en honor a María Auxiliadora

Santuario María Auxiliadora – Asunción

5° día del Novenario

“Caminando con María, buscamos el bien común”

 

Queridos hermanos y hermanas:

            Con gran alegría, un año más, estamos viviendo el Novenario en honor a María, Madre y Auxiliadora de los cristianos. Con gran alegría y con gran anhelo, queremos preparar nuestros corazones al día de gracias del 24 de Mayo, día de María, Auxiliadora de los cristianos.

            Desde este santuario mariano estamos invitados a vivir nuestra fe y nuestro Bautismo cristiano “caminando con María para ser fermento de un nuevo Paraguay”; fermento de un Paraguay, que de la mano de María Santísima, llegue a ser Nación de Dios[1] donde reinen la verdad, la justica y el amor.

Caminando con María

            Cada día de este Novenario es como un caminar con María. Con Ella, de su mano y siguiendo los pasos de Jesús, vamos caminando hacia el día de gracias del 24 de Mayo, hacia la profunda renovación de nuestra vocación cristiana.

            La imagen del camino, del caminar con María detrás de Jesús, es también una referencia clara al proceso sinodal que está viviendo la Iglesia. En ese sentido, el camino no es solamente una imagen, sino una invitación a vivir nuestra fe y nuestra vocación cristiana en la experiencia del caminar juntos, como Iglesia, como Pueblo de Dios, como hermanos.

            Sin embargo, es bueno que nos preguntemos: ¿qué significa concretamente la insistente invitación a la sinodalidad que nos hace el Papa Francisco? Pienso que no se trata solamente de tener una claridad intelectual respecto de la sinodalidad; sino que se trata más bien de hacer experiencia de sinodalidad. Y desde la experiencia tomar conciencia de lo que ella significa, implica y aporta a nuestra vida de fe.

           

Imagen Auxiliar de la MTA
Mater Ter Admirabilis
Santuario María Auxiliadora - Asunción 

Precisamente el Novenario en preparación a la Solemnidad de nuestra Madre, María Auxiliadora, es una oportunidad, tanto para ganar claridad respecto de la sinodalidad y lo que ella significa, como para hacer experiencia de sinodalidad –de caminar juntos- y tomar conciencia de todo lo que la vivencia de la sinodalidad aporta a nuestra fe y a nuestra vida.

            En efecto, el hecho de estar reunidos para celebrar esta Eucaristía es un signo de sinodalidad; las vivencias que tenemos como peregrinos de este Santuario o como parroquianos de esta parroquia, son signos concretos de sinodalidad; signos concretos de la naturaleza misma de la Iglesia y de la fe cristiana.

            Desde el mismo Bautismo somos llamados e incorporados a Cristo en un pueblo, en el Pueblo de Dios; en una comunidad, la Iglesia de Cristo. “En la fe de la comunidad cristiana cada uno recibe el bautismo, signo eficaz de la entrada en el pueblo de los creyentes para alcanzar la salvación.”[2] Desde el inicio, nuestra fe y nuestra vida es con otros, es con y en el “nosotros” de la Iglesia.

            Por ello, en estos días del Novenario aprovechemos la oportunidad de renovarnos en nuestro arraigo a Cristo, en la Iglesia, en María, en los hermanos; en la comunidad concreta en la que, con alegrías y desafíos, vivo mi fe. En estos días de gracia, desarrollemos el “gusto espiritual de ser pueblo”; volvamos a descubrir que Jesús “nos toma de en medio del pueblo y nos envía al pueblo, de tal modo que nuestra identidad no se entiende sin esta pertenencia.” Sí, “la Palabra de Dios (…) nos invita a reconocer que somos pueblo: «Ustedes, que antes no eran un pueblo, ahora son el Pueblo de Dios» (1Pe 2,10)”.[3]     

Buscamos el bien común

            Por lo tanto, si “la misma profesión de fe es un acto personal y al mismo tiempo comunitario”[4]; si nuestra misma vocación bautismal es íntimamente personal y eclesial, comprendemos que como discípulos de Jesús e hijos de María Auxiliadora, estamos llamados a buscar el bien común. Comprendemos que “desear el bien común y esforzarse por él es exigencia de justicia y caridad”[5] cristiana.

            El bien común es el “bien relacionado con el vivir social de las personas (…). Es el bien de ese “todos nosotros”, formado por individuos, familias y grupos intermedios que se unen en comunidad social. No es un bien que se busca por sí mismo, sino para las personas que forman parte de la comunidad social, y que sólo en ella pueden conseguir su bien realmente y de modo más eficaz.”[6]

            Por lo tanto, buscar el bien común es salir de nuestro propio yo, salir de nuestros encierros, indiferencias y comodidades, para ir al encuentro de los demás y sus necesidades. La búsqueda del bien común nos ayuda a evitar la tentación de caer en un cómodo e irreal intimismo espiritual o devocional, donde todo lo que cuenta es sentirme bien conmigo mismo olvidando a los demás –y en último término al mismo Cristo presente en los más pequeños-.

Un auténtico hijo de María sabe salir al encuentro de las necesidades y carencias de sus hermanos. Un auténtico hijo de María, sabe que “su ser madre hace que siempre sea Auxiliadora de todos sus hijos, [sabe que] a ella le interesa el bienestar de todos.”[7] Por lo tanto, si la Madre es Auxiliadora de todos, también los hijos debemos ser auxiliadores de todos.

Por ello, buscar el bien común con María implica también “promover a todos los hombres y a todo el hombre”[8]; es decir, el bien común tiene una dimensión social –“todos los hombres”-, pero también una dimensión antropológica –“a todo el hombre”-. Trabajar por el bien común de todos, trabajar por el bien de nuestros hermanos, es construir la ciudad del hombre “haciéndola en cierta medida una anticipación que prefigura la ciudad de Dios sin barreras”[9]; pues, “la acción del hombre sobre la tierra, cuando está inspirada y sustentada por la caridad, contribuye a la edificación de esa ciudad de Dios universal hacia la cual avanza la historia de la familia humana.”[10]

¡Qué hermosa es la vocación cristiana! ¡Qué hermosa es la auténtica vocación de la Iglesia: Pueblo de Dios y anticipo de la Jerusalén celestial!

Anhelando renovar nuestra vocación bautismal, y comprometiéndonos en la edificación de nuestra Patria como Nación de Dios, miramos a María, Madre y Auxiliadora de los cristianos, y le decimos:

“Madre mía, me pides el corazón.

Lo necesitas para construir un nuevo Paraguay.

¡Sí, te lo doy! Que ya no sea mío, sino tuyo.

Que sea de mi familia, de mi Iglesia, de mi Patria.

Que te pertenezca y se asemeje al corazón santo

de Roque González de Santa Cruz.

María, remolino de amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,

lleva mi corazón consagrado

hasta el corazón mismo de Dios Trino,

para que nazca Cristo de nuevo en todos los paraguayos.

María, Auxilio de los cristianos:

ruega por nosotros, te damos el corazón. Amén.”[11]

 

P. Óscar Iván Saldívar, P.Sch.

Rector del Santuario de Tupãrenda – Schoenstatt

19/05/2023



[1] El ideal o lema de la Familia de Schoenstatt en Paraguay es: Nación de Dios, corazón de América.

[2] BENEDICTO XVI, Porta fidei, 10.

[3] Cf. FRANCISCO, Evangelii Gaudium, 268.

[4] BENEDICTO XVI, Porta fidei, 10.

[5] BENEDICTO XVI, Caitas in veritate, 7.

[6] Ibídem

[7] SOR VENANCIA GONZÁLEZ, FMA, Caminando con María para ser fermento de un nuevo Paraguay. Novenario en honor a María Auxiliadora de los cristianos, Reflexión del 19 de Mayo de 2023.

[8] PABLO VI, Populorum Progressio, 14.

[9] BENEDICTO XVI, Caritas in veritate, 7.

[10] Ibídem

[11] Cf. MOVIMIENTO APOSTÓLICO DE SCHOESNTATT, PARAGUAY, Oración María de la Trinidad.