Vigilia Pascual en la Noche Santa – Ciclo A – 2023
Mt 28, 1 – 10
Hemos acompañado al Señor
Queridos hermanos y hermanas:
En
Tupãrenda hemos vivido una Semana Santa y
un Triduo Pascual muy especial. ¡Cómo
olvidar la muchedumbre que acompañó la imagen del Señor de las Palmas en su ingreso a la Iglesia Santa María de la
Trinidad! ¡Cómo olvidar la presencia serena y solemne de la Santísima Virgen en
su advocación de Nuestra Señora de los Dolores!
¡Cómo olvidar la presencia inspiradora de san Juan, el discípulo amado!
El Triduo Pascual inició con la solemne
celebración de la Misa vespertina de la
Cena del Señor. En ella, volvimos realizar el gesto del lavatorio de los
pies, y tomamos conciencia de que Jesús es el que lava no solamente nuestros
pies, sino nuestros corazones y nuestras vidas. Y así, Él nos capacita para
acompañarlo. Porque Él nos acompaña con su misericordia, podemos nosotros
acompañarlo con nuestro amor.
En el
Viernes Santo hemos revivido la
crucifixión del Señor… Lo hemos contemplado en la Cruz, pendiendo de ella por
nosotros; entregando su vida para liberarnos del pecado, del egoísmo, de la
tristeza, de la soledad y de la muerte. ¡Lo vimos tan frágil al descender de la
Cruz! Y ante la mirada serena y compasiva de la Dolorosa hemos besado sus llagas y venerado su cruz.
Sí,
verdaderamente hemos acompañado al Señor en estos días santos.
Sin
embargo, estos días santos, en particular las celebraciones del Sagrado Triduo Pascual, nos han mostrado
que es Jesús el que nos acompaña. Y precisamente porque Él ha consumado el Misterio Pascual nos acompaña a lo largo
de toda nuestra vida y en todos los ámbitos de nuestra vida.
Bautismo, inicio del camino
Este
acompañamiento que Jesús nos hace inicia ya desde el Bautismo –que renovaremos en esta celebración- . Cuando atravesamos
la puerta de la fe, emprendemos con Jesús, un camino que dura toda la vida.
“Éste empieza con el bautismo (cf. Rm 6,
4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con
el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús
que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a
cuantos creen en él (cf. Jn 17, 22).”[1]
Desde
el Bautismo Jesús nos acompaña, nos
acompaña tan íntimamente que por su Espíritu habita en nuestros corazones y nos
identifica con él, haciéndonos hijos e hijas del Padre. En cada etapa de la
vida se acerca a nosotros a través de los sacramentos de su Iglesia: perdona
nuestras faltas y pecados en el sacramento de la Reconciliación; alimenta nuestra vida cristiana en la Eucaristía; robustece nuestro testimonio
de fe y nuestra capacidad de apostolado en la Confirmación; bendice copiosamente el amor esponsalicio en el matrimonio; constituye pastores para su
Pueblo en el sacramento del Orden; y
fortalece nuestro cuerpo y nuestra alma en la Santa Unción.
Sí,
el Señor nos acompaña en todas las etapas y dimensiones de nuestra vida. En
cada etapa de la vida, de forma siempre nueva y original, Jesús sale a nuestro
encuentro, y como a las mujeres del evangelio nos dice: «Alégrense». Verdaderamente, quien cree nunca está solo.
Misterio Pascual
“En esta noche santa, en la que nuestro Señor Jesucristo pasó de la muerte a la Vida”[2], tratamos de penetrar en el misterio central de nuestra fe cristiana: la resurrección del Señor. Y al mismo tiempo, renovamos nuestra fe y esperanza en que participaremos de esa resurrección.
Vigilia Pascual 2023 Iglesia Santa María de la Trinidad |
“¿Qué ocurrió entonces? Ya que no conocemos el mundo de
la muerte, sólo podemos figurarnos este proceso de la superación de la muerte a
través de imágenes que siempre resultan poco apropiadas. Sin embargo, con toda
su insuficiencia, ellas nos ayudan a entender algo del misterio. La liturgia
aplica las palabras del Salmo 23 [24] a la bajada de Jesús en la noche de la
muerte: “¡Portones!, alzad los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas!”
Las puertas de la muerte están cerradas, nadie puede volver atrás desde allí.
No hay una llave para estas puertas de hierro. Cristo, en cambio, tiene esta
llave. Su Cruz abre las puertas de la muerte, las puertas irrevocables. Éstas
ahora ya no son insuperables. Su Cruz, la radicalidad de su amor es la llave
que abre estas puertas. El amor de Cristo que, siendo Dios, se ha hecho hombre
para poder morir; este amor tiene la fuerza para abrir las puertas. Este amor
es más fuerte que la muerte.”[3]
Jesús ya ha realizado este camino
por nosotros. Y ahora, nos invita a que confiemos en Él; a que nos unamos
íntimamente a Él renovando nuestro Bautismo,
para así seguir caminando con Él y Él con nosotros. En esta noche santa Él nos
dice a cada uno: Resurrexi, et adhuc
tecum sum - ¡He resucitado, y aquí estoy contigo!
Sí, Él nos acompaña en el día a día; desde el Bautismo hasta la santa unción, e incluso más allá. Él nos acompañará en el momento
en que tengamos que atravesar las puertas de la muerte, y porque Él está con
nosotros –adhuc tecu sum-, la muerte
será camino hacia la resurrección, hacia la Vida plena, la Vida en abundancia. «Alégrense»
A
María, a quien hoy contemplamos y saludamos como Regina Coeli – Reina del Cielo, le pedimos que Ella también nos
acompañe a lo largo del tiempo pascual que hoy iniciamos, para renovarnos en el
Bautismo en Cristo y así seguir
caminando con Él, “que resucitado de entre los muertos brilla sereno para el
género humano, y vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.”[4]
P. Oscar Iván Saldívar, P.Sch.
Rector del Santuario de
Tupãrenda – Schoenstatt