Jubileo de los 100 años:
peregrinación y envío
Probablemente todavía tenemos en nuestras mentes y
corazones todo lo vivido este 18 de octubre de 2014, ¡100 años de la Alianza de
Amor! ¡100 años de la propuesta de María y del sí de José Kentenich y de los
primeros!
¡Cuántos han peregrinado al Santuario Original y a
nuestros santuarios filiales de Tupãrenda, Asunción y Ciudad del Este!
Sin dudas es todavía pronto para analizar todo lo vivido
-¡falta aún el encuentro de la Familia de Schoenstatt con el Papa Francisco en
Roma!-, pero sería bueno tomar conciencia de que este jubileo no ha sido sólo una
celebración, sino más bien la renovación
del acontecimiento de fe del 18 de octubre, y por ello, un singo de envío que nos pone en camino
hacia adelante.
En el Santuario Joven de Asunción, como parte de la
renovación de la Alianza de Amor con María, la imagen de gracias de la MTA
volvió a ser entronizada en el Santuario. María volvió a tomar posesión de su
Santuario, María escuchó nuestra súplica y la súplica del P. José Kentenich: “erige
aquí tu trono de manera especial, reparte tus tesoros y obra milagros de gracia”.[1]
Sí, María, una vez más nos ha dicho que sí, Ella es generosa y fiel.
¿Qué significa esto para nosotros como Familia de
Schoenstatt, y para cada uno como aliado de la Mater?
Personalmente me siento pequeño ante un don tan grande.
¡Verdaderamente Cristo nos ha confiado a su Madre! (cf. Jn 19,25-27). ¡Qué don tan grande! ¿Quiénes somos nosotros para que
se nos confíe la Madre del Señor y su misión? (cf. Lc 1,43). Ante tal don es imposible no caer de rodillas en actitud
de pequeñez y agradecimiento.
Así como María ha renovado su sí con nosotros, este
acontecimiento del jubileo nos llama a renovar nuestro sí con Ella. Las palabras
que el Padre Fundador pusiera en sus labios aquel 18 de octubre de 1914 valen para
nosotros especialmente en este tiempo: “No se preocupen por la realización de
su deseo. Ego diligentes me diligo.
Amo a los que me aman. Pruébenme primero por hechos que me aman realmente y que
toman en serio su propósito.”[2]
Sí, María ha vuelto a habitar en su Santuario y lo ha
puesto en nuestras manos como don para compartir. Por ello no debemos olvidar
que el Santuario se mantiene vivo y fecundo en la medida en que nuestra Alianza
de Amor se mantiene viva y fecunda.
¡Cuán actual es la dinámica del capital de gracias!
Alianza es constante entrega a María de nuestra vida, de nuestras alegrías y
preocupaciones, de nuestros logros y limitaciones, de las personas que amamos,
y por sobre todo de nuestro corazón.
Y esa actitud de entrega se hace constante y concreta en
los ofrecimientos al capital de gracias. Y el primer capital de gracias que le
ofrecemos a Ella es el de nuestra auto-educación, es decir, nuestra
colaboración para que Ella vaya transformando nuestros hogares y corazones en
su santuario.
Sí, el jubileo es peregrinación de gratitud y envío
comprometido para que María siga habitando en medio de nosotros por nuestra
fidelidad a la Alianza de Amor. ¡Madre haz de cada uno de nosotros un santuario
vivo y misionero!
P. Oscar Iván Saldivar F.
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