Fortalecer nuestro corazón
Jueves III de Cuaresma[1]
“Ojalá
hoy escuchen la voz del Señor: «No endurezcan su corazón».”
Salmo
94,8
Claramente hoy en la liturgia de la Palabra resuena con
insistencia este pedido: “escuchen la voz
del Señor, no endurezcan su corazón”.
El evangelio que hemos escuchado (Lc 11,14-23) nos muestra las consecuencias de un corazón
endurecido: desconfianza, sobre-exigencia, ceguera e incapacidad de reconocer
que el Reino de Dios ha llegado a nosotros. El corazón duro ya no es capaz de escuchar
la voz del Señor, ya no es capaz de percibir la presencia y acción de Jesús en el día a día.
Se endurece nuestro corazón cuando dejamos –por negligencia,
por descuido- que se vuelva cómodo y avaro; cuando nos entregamos a la búsqueda
enfermiza y sin sentido de placeres superficiales; cuando nos encerramos en
nosotros mismos y nos hacemos indiferentes a la vida de los demás.[2]
Allí “ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su
amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien.”[3]
Fortalecer nuestro corazón
¿Qué hacer para que nuestro corazón no se endurezca? ¿Qué
hacer para que el Señor quite de nosotros el corazón de piedra y nos dé un corazón
de carne? (cf. Ez 36,26).
Estamos invitados a vivir este tiempo de Cuaresma “como
un camino de formación del corazón”.[4]
Sí, debemos volver a despertar nuestro corazón –nuestra interioridad-,
sacarlo de la comodidad y la indiferencia. La Cuaresma es un tiempo
especialmente apropiado para dejarnos tocar por la Palabra de Dios y por las
necesidades de quienes nos rodean. Y en ese sentido es un tiempo para
fortalecer nuestro corazón.
Pues necesitamos un corazón fuerte para amar de verdad,
para resistir a la tentación de la auto-suficiencia y de la indiferencia (cf. Lc 11,21-22). Porque “tener un corazón
misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser
misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador pero
abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por
los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas.”[5]
Que el Señor nos enseñe a escuchar su voz y María eduque
nuestro corazón para fortalecerlo. Amén.
[1] Jueves,
12 de marzo de 2015. Jueves III de Cuaresma, Ciclo B.
[2] Cf.
PAPA FRANCISCO, Evangelii Gaudium 2.
[3] Ídem
[4]
PAPA FRANCISCO, Fortalezcan sus corazones
(St 5,8), Mensaje del papa Francisco para la Cuaresma 2015. Disponible en
línea en:
[5]
Ídem
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