Jueves, 18 de octubre de
2018
Jn
19, 25 – 27
Rm
8, 31b – 39
Fiesta
de la Madre, Reina y Victoriosa, Tres Veces Admirable de Schoenstatt
Con María, abrazados a
Jesús
Queridos hermanos y
hermanas:
¡Feliz día de Alianza! Y una vez más bienvenidos a este
Santuario de Tupãrenda, Santuario de la Madre Tres Veces Admirable de
Schoenstatt.
Con María, abrazados a
Jesús
Celebramos este día de Alianza en el Santuario de Tupãrenda,
guiados por el lema: Con María, abrazados a Jesús. Con
este lema quisimos, desde la festividad de la Virgen de Schoenstatt en Tupãrenda,
unirnos a toda la Iglesia en el Paraguay que está viviendo el Trienio de la Juventud; es decir, tres
años dedicados especialmente a orar, reflexionar y acompañar a nuestros
jóvenes.
Los Obispos del Paraguay han invitado a todos los jóvenes
a Abrazarse
a Cristo Jesús. Y por eso, nosotros, desde nuestro carisma, desde nuestra espiritualidad
queremos sumarnos a esta iniciativa de la Conferencia
Episcopal Paraguaya. Por eso: Con
María, abrazados a Jesús
Este sencillo lema describe y sintetiza muy bien la
espiritualidad de Schoenstatt.
Por un lado, con María. Se trata de la Alianza de Amor con Ella. Así puede describir su
vida todo aquél que sella Alianza de Amor con Ella: todo lo vivo y lo realizo
con María. Nuestras alegrías y tristezas; nuestras preocupaciones y esperanzas;
nuestros logros y fracasos. Todo lo vivimos con Ella. Hemos puesto nuestras
vidas en sus manos y en su corazón maternal. Y por eso, nunca estamos solos.
¡Qué gran alegría! ¡Todo lo vivimos con Ella! No estamos solos.
Así, en este día de gracias volvemos a experimentar que
María es una persona viva. Una persona, que de forma nueva y misteriosa –desde
la eternidad de Dios- se hace presente y actuante en el Santuario. Ella está
presente en este lugar de gracias; cada vez que venimos con fe trayendo
nuestras alegrías y tristezas, trayendo nuestros aportes a su Capital de gracias, experimentamos que
Ella está aquí y que actúa. ¡Cuánto nos ha educado! ¡Cuánto nos ha cobijado!
¡Cuánto nos ha transformado! ¡Y cuántas veces ha confiado en nosotros y nos ha
enviado como sus instrumentos para hacerla presente en nuestros hogares y en
medio de los nuestros!
Y porque María es una persona viva, porque Ella se hace
presente y actuante en el Santuario, tenemos la posibilidad, el gran don de
sellar una Alianza de Amor con Ella.
Un intercambio de corazones, de bienes e intereses. Cada vez que sellamos
Alianza, cada vez que a lo largo del día renovamos la Alianza, yo le entrego mi
corazón a Ella, y Ella me entrega su corazón maternal y educador. Yo le entrego
mis bienes –mis capacidades y mis posesiones- y Ella pone a nuestra disposición
el gran bien que posee: el Santuario y su hijo Jesús; yo le entrego mis
intereses y Ella pone en nuestras manos sus intereses y proyectos: los
apostolados que realizamos en su nombre.
Abrazados a Jesús. La segunda parte
de nuestro lema nos muestra el fruto de nuestra Alianza de Amor con María: abrazarnos a Jesús. Toda devoción
mariana auténtica y madura conduce hacia Jesús. María no tiene otra misión en
la Iglesia y en la humanidad que conducirnos hacia su hijo Jesucristo.
Ella nos va educando y en ese proceso de educación nos va
asemejando a su hijo Jesucristo. En el fondo, María hace que fructifique la
gracia que hemos recibido en el Bautismo.
Por el Bautismo cada uno de nosotros
ha sido incorporado a Cristo Jesús, cada uno de nosotros está profundamente
unido a Cristo. Ella hace que fructifique ese Bautismo al asemejarnos a su hijo, al formar en nosotros, la imagen
de su hijo Jesucristo.
Por eso, en este día de gracias, al renovar la Alianza de Amor con María, estamos
renovando también nuestro Bautismo en
Cristo. Estamos renovando la vida de Cristo en nosotros.
Por eso, ahora podemos comprender lo que dice el P. José
Kentenich al hablar de lo que él llama la “tri-unidad” entre la persona, la
Virgen María y Cristo.[1]
Se trata de esa profunda unidad interior que se da entre cada uno de nosotros y
la Virgen María; y así, al estar con María, estamos también con Cristo. Por eso
somos siempre tres los que estamos en oración: el fiel, María y Cristo. ¡El que
cree nunca está solo! ¡El que cree siempre está abrazado, con María a
Jesucristo!
«Si Dios está con
nosotros, ¿quién estará contra nosotros?»
Es lo que se expresa tan hermosamente en la primera lectura que hemos escuchado,
tomada de la Carta de San Pablo a los
Romanos:
«¿Si Dios está con nosotros, ¿quién
estará contra nosotros?» Y luego, sigue diciendo el Apóstol: «¿Quién podrá entonces separarnos del amor
de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la
desnudez, los peligros, la espada? Pero en todo esto obtenemos una amplia
victoria, gracias a aquel que nos amó.» (Rm 8, 35. 37).
En realidad, hoy podemos abrazar a María, podemos abrazar
a Jesús, podemos –en la fe- abrazar a Dios Padre, porque Dios nos abrazó
primero; porque Jesucristo nos abrazó primero, porque María nos abrazó primero.
¡Qué hermoso sería que hoy cada uno de nosotros recuerde
la primera vez que se sintió abrazado por María! ¡La primera vez que se sintió
abrazado por Jesús!
Imagen de la Madre, Reina y Victoriosa, Tres Veces Admirable de Schoenstatt. 18 de Octubre de 2018, Iglesia Santa María de la Trinidad. Foto de Joha Goodacre. Comunicaciones del Santuario de Tuparenda. |
No olvidemos que “el hombre es redimido por el amor.”[3]
Tal como dice la Carta a los Romanos:
«Porque tengo la certeza de que ni la
muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo
futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra
criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús,
nuestro Señor.» (Rm 8, 38 - 39).
“Si existe este amor absoluto con su certeza absoluta,
entonces –sólo entonces- el hombre es “redimido”, suceda lo que suceda en su
caso particular.”[4]
Y este amor incondicional y su certeza absoluta existen:
se nos regala en Cristo Jesús y en María Santísima. Se nos regala en este
Santuario, se nos regala en la Alianza de
Amor.
«Ahí tienes a tu Madre»
Por eso, hoy, una vez más queremos
dejarnos abrazar por Cristo Jesús, quien colgado en la Cruz abraza a toda la
humanidad; abraza todos nuestros dolores, dolencias y sufrimientos. Y al
abrazarlos los transforma. Los transforma en caminos de sanación, de maduración
espiritual, de conversión; en caminos de redención. Su amor incondicional nos
libera de la tristeza, de la soledad, del egoísmo y del pecado. Y sobre todo
nos libera del sin sentido. Suceda lo que nos suceda, estamos ya salvados,
estamos liberados porque somos amados.
¡Recibamos hoy ese amor! Recibamos hoy a la Madre de
Jesús como Aliada, Madre y Educadora nuestra. El mismo Señor nos dice desde la
Cruz: «Ahí tienes a tu Madre» (Jn 19, 27).
Recibámosla, Ella es el abrazo de Cristo. Recibámosla,
Ella nos enseña a abrazar a Cristo y a nuestros hermanos. Recibámosla, Ella
quiere enviarnos, desde aquí, como sus instrumentos para llevar este abrazo a
todos los hombres y mujeres de nuestra patria y de nuestro tiempo.
Al llegar a nuestros hogares, abracemos a los nuestros y
digámosles: “Este es el abrazo de Cristo; este es el abrazo de María”. Y en esa
abrazo regalaremos y recibiremos el amor de Dios, «el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.» Amén.
¡Feliz día de Alianza!
P. Oscar Iván
Saldívar F., I.Sch.
Santuario de Tupãrenda, 18
de Octubre de 2018
[1] Cf.
P. JOSÉ KENTENICH, El secreto de la vitalidad
de Schoenstatt. Espíritu y Forma (Editorial Nueva Patris, Santiago de Chile
2012), 154ss.
[2]
PAPA FRANCISCO, Evangelii Gaudium, 6.
[3]
BENEDICTO XVI, Spe Salvi, 26.
[4]
Ibídem
No hay comentarios:
Publicar un comentario