La vida es camino

Creo que una buena imagen para comprender la vida es la del camino. Sí, la vida es un camino. Y vivir se trata de aprender a andar ese camino único y original que es la vida de cada uno.
Y si la vida es un camino -un camino lleno de paradojas- nuestra tarea de vida es simplemente aprender a caminar, aprender a vivir. Y como todo aprender, el vivir es también un proceso de vida.
Se trata entonces de aprender a caminar, aprender a dar nuestros propios pasos, a veces pequeños, otras veces más grandes. Se trata de aprender a caminar con otros, a veces aprender a esperarlos en el camino y otras veces dejarnos ayudar en el camino. Se trata de volver a levantarnos una y otra vez cuando nos caemos. Se trata de descubrir que este camino es una peregrinación con Jesucristo hacia el hogar, hacia el Padre.
Y la buena noticia es que si podemos aprender a caminar, entonces también podemos aprender a vivir, podemos aprender a amar... Podemos aprender a caminar con otros...
De eso se trata este espacio, de las paradojas del camino de la vida, del anhelo de aprender a caminar, aprender a vivir, aprender a amar. Caminemos juntos!

jueves, 18 de octubre de 2018

Con María, abrazados a Jesús - Tupãrenda 2018


Jueves, 18 de octubre de 2018

Jn 19, 25 – 27

Rm 8, 31b – 39

Fiesta de la Madre, Reina y Victoriosa, Tres Veces Admirable de Schoenstatt

Con María, abrazados a Jesús

Queridos hermanos y hermanas:

            ¡Feliz día de Alianza! Y una vez más bienvenidos a este Santuario de Tupãrenda, Santuario de la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt.

Con María, abrazados a Jesús

            Celebramos este día de Alianza en el Santuario de Tupãrenda, guiados por el lema: Con María, abrazados a Jesús. Con este lema quisimos, desde la festividad de la Virgen de Schoenstatt en Tupãrenda, unirnos a toda la Iglesia en el Paraguay que está viviendo el Trienio de la Juventud; es decir, tres años dedicados especialmente a orar, reflexionar y acompañar a nuestros jóvenes.

            Los Obispos del Paraguay han invitado a todos los jóvenes a Abrazarse a Cristo Jesús. Y por eso, nosotros, desde nuestro carisma, desde nuestra espiritualidad queremos sumarnos a esta iniciativa de la Conferencia Episcopal Paraguaya. Por eso: Con María, abrazados a Jesús

            Este sencillo lema describe y sintetiza muy bien la espiritualidad de Schoenstatt.

            Por un lado, con María. Se trata de la Alianza de Amor con Ella. Así puede describir su vida todo aquél que sella Alianza de Amor con Ella: todo lo vivo y lo realizo con María. Nuestras alegrías y tristezas; nuestras preocupaciones y esperanzas; nuestros logros y fracasos. Todo lo vivimos con Ella. Hemos puesto nuestras vidas en sus manos y en su corazón maternal. Y por eso, nunca estamos solos. ¡Qué gran alegría! ¡Todo lo vivimos con Ella! No estamos solos.

            Así, en este día de gracias volvemos a experimentar que María es una persona viva. Una persona, que de forma nueva y misteriosa –desde la eternidad de Dios- se hace presente y actuante en el Santuario. Ella está presente en este lugar de gracias; cada vez que venimos con fe trayendo nuestras alegrías y tristezas, trayendo nuestros aportes a su Capital de gracias, experimentamos que Ella está aquí y que actúa. ¡Cuánto nos ha educado! ¡Cuánto nos ha cobijado! ¡Cuánto nos ha transformado! ¡Y cuántas veces ha confiado en nosotros y nos ha enviado como sus instrumentos para hacerla presente en nuestros hogares y en medio de los nuestros!

            Y porque María es una persona viva, porque Ella se hace presente y actuante en el Santuario, tenemos la posibilidad, el gran don de sellar una Alianza de Amor con Ella. Un intercambio de corazones, de bienes e intereses. Cada vez que sellamos Alianza, cada vez que a lo largo del día renovamos la Alianza, yo le entrego mi corazón a Ella, y Ella me entrega su corazón maternal y educador. Yo le entrego mis bienes –mis capacidades y mis posesiones- y Ella pone a nuestra disposición el gran bien que posee: el Santuario y su hijo Jesús; yo le entrego mis intereses y Ella pone en nuestras manos sus intereses y proyectos: los apostolados que realizamos en su nombre.

            Abrazados a Jesús. La segunda parte de nuestro lema nos muestra el fruto de nuestra Alianza de Amor con María: abrazarnos a Jesús. Toda devoción mariana auténtica y madura conduce hacia Jesús. María no tiene otra misión en la Iglesia y en la humanidad que conducirnos hacia su hijo Jesucristo.

            Ella nos va educando y en ese proceso de educación nos va asemejando a su hijo Jesucristo. En el fondo, María hace que fructifique la gracia que hemos recibido en el Bautismo. Por el Bautismo cada uno de nosotros ha sido incorporado a Cristo Jesús, cada uno de nosotros está profundamente unido a Cristo. Ella hace que fructifique ese Bautismo al asemejarnos a su hijo, al formar en nosotros, la imagen de su hijo Jesucristo.

            Por eso, en este día de gracias, al renovar la Alianza de Amor con María, estamos renovando también nuestro Bautismo en Cristo. Estamos renovando la vida de Cristo en nosotros.

            Por eso, ahora podemos comprender lo que dice el P. José Kentenich al hablar de lo que él llama la “tri-unidad” entre la persona, la Virgen María y Cristo.[1] Se trata de esa profunda unidad interior que se da entre cada uno de nosotros y la Virgen María; y así, al estar con María, estamos también con Cristo. Por eso somos siempre tres los que estamos en oración: el fiel, María y Cristo. ¡El que cree nunca está solo! ¡El que cree siempre está abrazado, con María a Jesucristo!

«Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?»

            Es lo que se expresa tan hermosamente en la primera lectura que hemos escuchado, tomada de la Carta de San Pablo a los Romanos:

            «¿Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?» Y luego, sigue diciendo el Apóstol: «¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó.» (Rm 8, 35. 37).

            En realidad, hoy podemos abrazar a María, podemos abrazar a Jesús, podemos –en la fe- abrazar a Dios Padre, porque Dios nos abrazó primero; porque Jesucristo nos abrazó primero, porque María nos abrazó primero.

            ¡Qué hermoso sería que hoy cada uno de nosotros recuerde la primera vez que se sintió abrazado por María! ¡La primera vez que se sintió abrazado por Jesús!

           
Imagen de la Madre, Reina y Victoriosa, 
Tres Veces Admirable de Schoenstatt.
18 de Octubre de 2018, Iglesia Santa María de la Trinidad.
Foto de Joha Goodacre.
Comunicaciones del Santuario de Tuparenda.
Y el hacer memoria de ese amor, de ese primer abrazo, el hacerlo presente y renovarlo, nos da la fuerza para abrazar a Jesús aún en medio de nuestras dificultades, de nuestras tristezas, de nuestros dolores. Porque ese amor, ese abrazo, esa Alianza sellada para siempre nos da luz, nos da esperanza, le da sentido a todas nuestras experiencias de vida. Siempre hay “un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado, más allá de todo.”[2]

            No olvidemos que “el hombre es redimido por el amor.”[3] Tal como dice la Carta a los Romanos: «Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.» (Rm 8, 38 - 39).

            “Si existe este amor absoluto con su certeza absoluta, entonces –sólo entonces- el hombre es “redimido”, suceda lo que suceda en su caso particular.”[4]

            Y este amor incondicional y su certeza absoluta existen: se nos regala en Cristo Jesús y en María Santísima. Se nos regala en este Santuario, se nos regala en la Alianza de Amor.

«Ahí tienes a tu Madre»

            Por eso, hoy, una vez más queremos dejarnos abrazar por Cristo Jesús, quien colgado en la Cruz abraza a toda la humanidad; abraza todos nuestros dolores, dolencias y sufrimientos. Y al abrazarlos los transforma. Los transforma en caminos de sanación, de maduración espiritual, de conversión; en caminos de redención. Su amor incondicional nos libera de la tristeza, de la soledad, del egoísmo y del pecado. Y sobre todo nos libera del sin sentido. Suceda lo que nos suceda, estamos ya salvados, estamos liberados porque somos amados.

            ¡Recibamos hoy ese amor! Recibamos hoy a la Madre de Jesús como Aliada, Madre y Educadora nuestra. El mismo Señor nos dice desde la Cruz: «Ahí tienes a tu Madre» (Jn 19, 27).

            Recibámosla, Ella es el abrazo de Cristo. Recibámosla, Ella nos enseña a abrazar a Cristo y a nuestros hermanos. Recibámosla, Ella quiere enviarnos, desde aquí, como sus instrumentos para llevar este abrazo a todos los hombres y mujeres de nuestra patria y de nuestro tiempo.

            Al llegar a nuestros hogares, abracemos a los nuestros y digámosles: “Este es el abrazo de Cristo; este es el abrazo de María”. Y en esa abrazo regalaremos y recibiremos el amor de Dios, «el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.» Amén.

            ¡Feliz día de Alianza!


P. Oscar Iván Saldívar F., I.Sch.

Santuario de Tupãrenda, 18 de Octubre de 2018


[1] Cf. P. JOSÉ KENTENICH, El secreto de la vitalidad de Schoenstatt. Espíritu y Forma (Editorial Nueva Patris, Santiago de Chile 2012), 154ss.
[2] PAPA FRANCISCO, Evangelii Gaudium, 6.
[3] BENEDICTO XVI, Spe Salvi, 26.
[4] Ibídem

No hay comentarios:

Publicar un comentario