La vida es camino

Creo que una buena imagen para comprender la vida es la del camino. Sí, la vida es un camino. Y vivir se trata de aprender a andar ese camino único y original que es la vida de cada uno.
Y si la vida es un camino -un camino lleno de paradojas- nuestra tarea de vida es simplemente aprender a caminar, aprender a vivir. Y como todo aprender, el vivir es también un proceso de vida.
Se trata entonces de aprender a caminar, aprender a dar nuestros propios pasos, a veces pequeños, otras veces más grandes. Se trata de aprender a caminar con otros, a veces aprender a esperarlos en el camino y otras veces dejarnos ayudar en el camino. Se trata de volver a levantarnos una y otra vez cuando nos caemos. Se trata de descubrir que este camino es una peregrinación con Jesucristo hacia el hogar, hacia el Padre.
Y la buena noticia es que si podemos aprender a caminar, entonces también podemos aprender a vivir, podemos aprender a amar... Podemos aprender a caminar con otros...
De eso se trata este espacio, de las paradojas del camino de la vida, del anhelo de aprender a caminar, aprender a vivir, aprender a amar. Caminemos juntos!

martes, 8 de diciembre de 2020

María, la Mujer Eucarística nos muestra el rostro de Cristo - Caacupé 2020

 

Celebración nacional en honor a

Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé

Solemnidad de la Inmaculada Concepción

Tupãsy Ka´akupe ára

“María, la Mujer Eucarística nos muestra el rostro de Cristo”

 

Queridos hermanos y hermanas:

            Son relativamente pocos los pasajes evangélicos que hablan de María: la anunciación, la visitación, el nacimiento de Jesús y el episodio del niño Jesús perdido y hallado en el Templo. Fuera de los relatos del nacimiento e infancia del Señor podemos mencionar las bodas de Caná y la presencia de María al pie de la cruz de su hijo.

            Son aún más escasos los textos evangélicos en los que escuchamos no solamente hablar sobre María, sino en los que María misma habla. Sin duda la presencia de María en los Evangelios es una presencia silenciosa pero fuerte. Realmente se trata de una presencia maternal.

            Sin embargo, María habla, y cuando lo hace pronuncia palabras que brotan de un corazón que atesora  cada momento vivido y lo medita a la luz de la presencia de Dios en su vida (cf. Lc 2, 19. 51). Por ello, sus palabras y gestos, aunque escasos, son significativos y han dejado huella en los Evangelios y en nuestra fe.

            ¿Qué nos dicen estas palabras y gestos a nosotros hoy?

«El ángel entró en su casa»

            En este Tupãsy Ka´akupe ára tan particular y especial que estamos viviendo, quisiera destacar el lugar donde –de acuerdo con el Evangelio- ocurre todo lo relatado en el pasaje de la Anunciación: «El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea… a una virgen que estaba comprometida… el nombre de la virgen era María. El ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo» (cf. Lc 1, 26 – 28).

            «El ángel entró en su casa». ¡Qué expresión más significativa en este tiempo de pandemia! Precisamente cuando se nos pide renunciar a peregrinar presencialmente a Caacupé, cuando se nos pide permanecer en nuestras casas ayudando a cuidar la salud de todos, vemos al ángel de Dios hacerse presente en una sencilla casa de Nazaret, vemos a María en lo cotidiano de su vida dialogar llena de fe y lucidez con el enviado de Dios.

            Sí, María nos enseña, nos educa, nos inspira. Con sus gestos y palabras nos muestra que es posible un profundo, íntimo y fructífero diálogo con el Dios vivo en medio de nuestra cotidianeidad, en medio de nuestras casas, en medio de nuestras ocupaciones y preocupaciones, en medio de nuestras alegrías y penas. Sí, allí él ángel de Dios vuelve a acercarse a cada uno de nosotros y vuelve a decirnos: «¡Alégrate! El Señor está contigo».

            Por ello la situación exigente que estamos viviendo en este tiempo de pandemia no es un obstáculo para nuestra fe, sino una oportunidad para madurar nuestra fe.         

«¿Cómo puede ser eso?»

           


Imagen Peregrina de la 
Virgen de los Milagros de Caacupé
Iglesia Santa María de la Trinidad
Santuario de Tupãrenda 

Tal vez, de forma similar a María, ante esta situación de pandemia que aparentemente ha traído tantas restricciones a las manifestaciones de nuestra fe, nos preguntemos: «¿Cómo puede ser eso?» (Lc 1, 34). ¿Cómo puede ser que maduremos nuestra fe en este tiempo tan exigente?

            Y precisamente en la exigencia y en el sacrificio maduran las personas, madura la fe. Es el testimonio de tantos santos canonizados; y de tantos hombres y mujeres que hoy día se sacrifican a sí mismos sirviendo silenciosa y alegremente a los demás. Es también nuestra propia experiencia: podemos madurar en la adversidad.

            Cuando las situaciones adversas reducen o nos quitan la libertad exterior, entonces con mayor decisión debemos esforzarnos por vivir y cultivar una auténtica libertad y vida interior. Y es allí, en el interior de cada uno, en la interioridad, donde maduran la personalidad y la fe.

            Sí, hemos renunciado a la peregrinación exterior para iniciar una auténtica peregrinación interior. Hemos renunciado a la oración presencial en la Basílica de Caacupé para redescubrir nuestros propios corazones como santuarios donde habita la Santísima Trinidad. Nos privamos de ver el dulce rostro de la imagen de la Virgencita de Caacupé, para volver a tomar consciencia de que somos creados a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1, 26 – 27).

«Que se haga en mí según tu Palabra»

            Sólo a través de este proceso de maduración, sólo a través de esta auténtica peregrinación interior, seremos capaces de acoger verdaderamente en nosotros la Palabra de Dios que se nos dirige en cada Eucaristía, en cada situación y circunstancia de la vida, y responder con y como María: «Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu Palabra» (Lc 1, 38).

            Con la auténtica decisión de acoger y vivir la Palabra, comienza el camino de retorno hacia el compromiso cotidiano. La peregrinación –tanto exterior como interior- es sólo el paso inicial de un camino que dura toda la vida, el camino del compromiso cristiano, de la vocación cristiana.

            Comprendemos ahora cómo es posible que María, Mujer Eucarística, nos muestre el rostro de Cristo. Más aún, comprendemos que desde nuestro Bautismo y a lo largo de nuestra vida de fe, con paciencia María va modelando en cada uno de nosotros el rostro y el corazón de Cristo.

            Por ello, en este día volvemos a entregarnos totalmente a María, Tupãsy Caacupé, y le pedimos: “cubre con tu manto protector a todo el pueblo paraguayo”[1] y enséñanos a peregrinar contigo a nuestro santuario corazón para desde allí responderle a tu hijo Jesús: «que se haga en mí según tu Palabra». Amén.



P. Oscar Iván Saldívar, I.Sch.

Rector del Santuario Tupãrenda – Schoenstatt

 

Solemnidad de la Inmaculada Concepción,

Fiesta de la Virgen de los Milagros de Caacupé

Iglesia Santa María de la Trinidad, Santuario de Tupãrenda – 8/12/2020



[1] BASILICA SANTUARIO NUESTRA SEÑORA DE LOS MILAGROS DE CAACUPE, Oración a la Virgen de Caacupé, Programa de la Celebración Nacional en honor a la Virgen de los Milagros de Caacupé, año 2020.



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