La vida es camino

Creo que una buena imagen para comprender la vida es la del camino. Sí, la vida es un camino. Y vivir se trata de aprender a andar ese camino único y original que es la vida de cada uno.
Y si la vida es un camino -un camino lleno de paradojas- nuestra tarea de vida es simplemente aprender a caminar, aprender a vivir. Y como todo aprender, el vivir es también un proceso de vida.
Se trata entonces de aprender a caminar, aprender a dar nuestros propios pasos, a veces pequeños, otras veces más grandes. Se trata de aprender a caminar con otros, a veces aprender a esperarlos en el camino y otras veces dejarnos ayudar en el camino. Se trata de volver a levantarnos una y otra vez cuando nos caemos. Se trata de descubrir que este camino es una peregrinación con Jesucristo hacia el hogar, hacia el Padre.
Y la buena noticia es que si podemos aprender a caminar, entonces también podemos aprender a vivir, podemos aprender a amar... Podemos aprender a caminar con otros...
De eso se trata este espacio, de las paradojas del camino de la vida, del anhelo de aprender a caminar, aprender a vivir, aprender a amar. Caminemos juntos!

jueves, 15 de octubre de 2015

¿Cómo vivimos el Capital de Gracias?

Nuestra Señora del Pilar

¿Cómo vivimos el Capital de Gracias?
Queridos hermanos y hermanas,

querida Familia:

            Este cuarto día de preparación a la fiesta del 18 de octubre en Tupãrenda coincide con la memoria de Nuestra Señora del Pilar. “Según una antigua y venerada tradición, la santísima Virgen María, se apareció en Zaragoza sobre una columna o pilar, al apóstol Santiago, alentándolo en su evangelización por tierras españolas. (…) Bajo su patrocinio, el 12 de octubre de 1492, se inició la evangelización de América.”[1]

            El recordar esta advocación mariana nos puede ayudar a reflexionar hoy en torno a cómo vivimos el capital de gracias.[2]

            Así como María alentó a Santiago Apóstol en su labor evangelizadora, Ella nos alienta hoy en nuestra labor evangelizadora: la labor de ayudar a “que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra [para que] ninguna periferia se prive de su luz”[3]; la labor de colaborar, como aliados de María, en la construcción de nuestra patria como Nación de Dios.[4]

Constancia en el amor

            En la oración colecta del día, le pedimos a Dios que por la intercesión de María nos conceda “fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor.”[5]

            Los aportes al capital de gracias de nuestra querida MTA son una concreción de esta “constancia en el amor”, son una concreción de la constancia en la Alianza de Amor.

            Por la Alianza de Amor con María hacemos un intercambio de corazones con Ella… Le entregamos nuestro corazón y Ella  nos entrega el suyo. Entregar el corazón significa entregar nuestra interioridad, nuestra historia personal y familiar, nuestras alegrías y tristezas, nuestras capacidades y fragilidades. En suma, entregar el corazón es entregar nuestro núcleo personal.

            Y un corazón entregado se manifiesta en una vida entregada. Cuando cada acto de nuestra vida lo hacemos con la intención de hacerlo por amor a María, entonces vivimos nuestra Alianza, entonces nuestra vida es “ofrenda permanente”[6] a María, y con Ella a Dios.

            Vivimos el capital de gracias como constancia en el amor, como concreción de amor, como ofrenda de amor.

Amor orientado hacia la evangelización

            Nuestro amor a María se orienta siempre hacia el apostolado, hacia la evangelización.

           
Nuestro Padre Fundador y los primeros congregantes tenían una conciencia clara de esto. Para ellos el primer aporte al capital de gracias era la propia auto-educación, la “labor silenciosa en el área del espíritu.”[7] La labor sobre la propia personalidad, es decir, el colaborar con María para que nos asemeje a Jesús y nos haga instrumentos aptos para el Reino de Dios.

            Esta labor sobre la propia personalidad se ofrece en el Santuario por la fecundidad de los apostolados que María va suscitando. El capital de gracias por eso siempre es apostólico  y comunitario.

            Finalmente el aportar al capital de gracias de la Mater con nuestros ofrecimientos es un estilo de vida. La constancia en el amor a María hace que encarnemos estas palabras del Hacia el Padre: “cuanto soy y cuanto tengo te lo entrego como un regalo de amor” (Hacia el Padre 16).

            Así, los aportes al capital de gracias no son actos aislados a lo largo de nuestro día; el aportar la capital de gracias debe llegar a convertirse en una constante actitud de vida, una actitud que marque todo nuestro día. “Todo te lo entrego como un regalo de amor”.

            Y entregándolo todo por amor descubrimos que somos felices entregando nuestro corazón; somos felices no guardándonos sino dándonos; somos felices escuchando la Palabra de Dios y practicándola en el amor (cf. Lc 11, 27-28).

            Que María, la bienaventurada que escuchó la Palabra de Dios y la practicó, nos conceda ser constantes en el amor, ser constantes en ofrecerlo todo como un regalo de amor en el Santuario. Amén.


[1] CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Misal Romano Cotidiano. Versión castellana de la 3ª edición típica latina y los Leccionarios I-IV (CEA – Oficina del Libro, Buenos Aires 2011), pág. 2242.
[2] Es el tema del cuarto día de la Novena en preparación a la fiesta del 18 de octubre en el Santuario de Tupãrenda.
[3] PAPA FRANCISCO, Evengelii Gaudium 288.
[4] El ideal nacional de la Familia de Schoenstatt en Paraguay es Nación de Dios, corazón de América.
[5] MISAL ROMANO, oración colecta de la memoria de Nuestra Señora del Pilar.
[6] MISAL ROMANO, Plegaria Eucarística III.
[7] P. LOCHER et al. (Editores), Kentenich Reader, Tomo I. Encuentro con el Padre fundador (Editorial Nueva Patris S.A., Chile 2011), págs. 140-146.

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