La vida es camino

Creo que una buena imagen para comprender la vida es la del camino. Sí, la vida es un camino. Y vivir se trata de aprender a andar ese camino único y original que es la vida de cada uno.
Y si la vida es un camino -un camino lleno de paradojas- nuestra tarea de vida es simplemente aprender a caminar, aprender a vivir. Y como todo aprender, el vivir es también un proceso de vida.
Se trata entonces de aprender a caminar, aprender a dar nuestros propios pasos, a veces pequeños, otras veces más grandes. Se trata de aprender a caminar con otros, a veces aprender a esperarlos en el camino y otras veces dejarnos ayudar en el camino. Se trata de volver a levantarnos una y otra vez cuando nos caemos. Se trata de descubrir que este camino es una peregrinación con Jesucristo hacia el hogar, hacia el Padre.
Y la buena noticia es que si podemos aprender a caminar, entonces también podemos aprender a vivir, podemos aprender a amar... Podemos aprender a caminar con otros...
De eso se trata este espacio, de las paradojas del camino de la vida, del anhelo de aprender a caminar, aprender a vivir, aprender a amar. Caminemos juntos!

domingo, 19 de noviembre de 2017

«A quien tiene, se le dará y tendrá de más»

Domingo 33° del tiempo durante el año – Ciclo A

Mt 25, 14 – 30

«A quien tiene, se le dará y tendrá de más»

Queridos hermanos y hermanas:

            Finalizando el año litúrgico, la Liturgia de la Palabra nos propone hoy reflexionar a partir de la conocida parábola “de los talentos” (Mt 25, 14-30). En ella el Señor nos dice que «el Reino de los Cielos es como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes, a cada uno según su capacidad» (cf. Mt 25, 14-15).

            Conocemos el desarrollo de esta parábola y su desenlace. Sin embargo es bueno que meditemos cuidadosamente en ella para desentrañar su mensaje y enseñanza para nosotros.

«Llamó a sus servidores y les confió sus bienes»

            Claramente esta parábola se sitúa dentro del discurso “escatológico” de Jesús; es decir, forma parte de las palabras y enseñanzas de Jesús que hacen referencia al final de la historia. Al poner nuestra mirada en el final escatológico, la fe cristiana abre ante nosotros el horizonte de la segunda venida del Señor, el juicio universal y la vida eterna.

            Por eso, el hombre que sale de viaje y confía sus bienes a sus servidores «según su capacidad», es una referencia al Señor Jesús, quien a cada uno de nosotros nos ha confiado bienes, habilidades y desafíos de acuerdo con nuestra propia capacidad.

            ¿Qué espera el Señor de sus servidores? ¿Qué espera el Señor de cada uno de nosotros?

            El texto evangélico nos dice que «a uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad» (Mt 25,15). ¿A qué se refiere este evangelio cuando utiliza el término “talento”? “El talento, más que unidad monetaria, era una medida de peso: en el siglo I, un talento de plata equivalía aproximadamente a unos 23,16 kg de plata.”[1]

           
Parábola de los talentos.
Andrey Mironov, 2013.
Wikimedia Commons.
Por lo tanto, el hombre de la parábola ha confiado a sus servidores grandes cantidades de dicho metal precioso. Incluso el que recibió un solo talento de plata, ha recibido mucho. Impresiona la confianza del señor en sus servidores. Él ha confiado sus bienes no sólo para que sus servidores los custodien y conserven, sino para que trabajen con ellos y los multipliquen.

            La parábola nos dice que tanto el primer servidor, como el segundo servidor, supieron interpretar correctamente la confianza y deseo de su Señor. «En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos  y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos» (Mt 25, 16-17). Sin embargo, «el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor» (Mt 25,18). ¿Por qué este hombre enterró el bien que su señor le confió? En el momento de comparecer ante su señor dice el servidor: «tuve miedo y fui a enterrar tu dinero» (Mt 25,25).

            La respuesta de su señor es dura: «Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses» (Mt 25,26-27).

«Una buena ama de casa, ¿quién la encontrará?»

            La crítica del señor a su servidor radica sobre todo en su pereza. No se trata solamente de la ganancia que no se ha percibido, sino de la actitud del servidor: se dejó paralizar por el temor y no fue capaz de poner a buen uso los bienes que se le habían confiado.

            Esta situación me recuerda al Papa Francisco cuando habla de la acedia que paraliza; es decir, de la pereza espiritual que nos hace estériles: “Cuando más necesitamos un dinamismo misionero que lleve sal y luz al mundo, muchos laicos sienten el temor de que alguien les invite a realizar alguna tarea apostólica, y tratan de escapar de cualquier compromiso que les pueda quitar su tiempo libre. (…) Algo semejante sucede con los sacerdotes, que cuidan con obsesión su tiempo personal.”[2]

            Por eso, en la primera lectura (Prov 31, 10-13. 19-20. 30-31), tomada del Libro de los Proverbios, se alaba a la mujer hacendosa. Si nos fijamos detenidamente en el texto, precisamente se alaba la laboriosidad de la buena ama de casa: «Ella hace el bien, y nunca el mal, todos los días de su vida. Se procura la lana y el lino, y trabaja de buena gana con sus manos. Aplica sus manos a la rueca y sus dedos manejan el huso. Abre su mano al desvalido y tiende sus brazos al indigente». A la mujer laboriosa corresponde que se le entrega el fruto de sus manos y que sus obras la alaben públicamente.

            La laboriosidad es una manera concreta de poner a buen uso las dones que hemos recibido del Señor; a demás, el hombre y la mujer que trabajan día a día, sirven a sus hermanos, evitan el ocio estéril y con ello las ocasiones de pecado.

            Por lo tanto, el Señor Jesús espera de nosotros una fecundidad creativa. En la parábola que hemos escuchado, el señor confía “a sus criados determinados encargos para el tiempo de su ausencia. Lo que importa es que cumplan fielmente la voluntad de su señor.”[3] Sin embargo, también se añade otra dimensión: “No sólo se deben llevar a cabo determinados encargos, sino que los criados deben trabajar con independencia de acuerdo con el deseo de su señor. (…) No basta llevar a término un encargo de trazos muy concretos, sino que es preciso estar deseoso de aumentar los bienes con la iniciativa y el riesgo personal.”[4]      

«A quien tiene, se le dará y tendrá de más»

            Finalmente puede llamarnos la atención el final de la respuesta del señor al servidor perezoso: «Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene» (Mt 25, 28-29). ¿Cómo interpretar estas palabras?

            Como hemos visto, el acento de la parábola no está en la crítica por la ganancia no recibida, sino en la actitud de pereza, acedia e indiferencia. Por lo tanto, se nos advierte que parte del juicio final será tomar conciencia de que todo aquello que pretendimos guardar egoístamente para nosotros mismos nos será quitado.

            Sin embargo, aquello que con generosidad, pro-actividad y creatividad pusimos al servicio de los demás no lo perderemos sino que lo recibiremos de vuelta transformado y plenificado. Aquél que ha amado mucho recibirá plenamente el amor que ha donado. Y el que ha intentado guardar para sí su tiempo, sus bienes y capacidades, quedará privado de eso poco que tiene y aún de la alegría del compartir.

            A María, Virgen laboriosa y Madre generosa, le pedimos que nos eduque en el Santuario para que sepamos hacer fructificar con alegría y creatividad los dones que su hijo Jesucristo ha puesto en nuestras manos, y así un día, podamos participar del gozo de nuestro Señor. Amén.


[1] Parábola de los talentos. (2017, 13 de noviembre). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 22:02, noviembre 19, 2017 desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Par%C3%A1bola_de_los_talentos&oldid=103371337
[2] PAPA FRANCISCO, Evangelii Gaudium 81.
[3] W. TRILLING, El Evangelio según san Mateo. Tomo segundo (Herder, Barcelona 1980), 286.
[4] Ibídem

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