Domingo de Ramos en la
Pasión del Señor – Ciclo C
Lc
19, 28 – 40
«Si ellos callan, gritarán
las piedras»
Queridos hermanos y
hermanas:
Con “la procesión del domingo de Ramos nos unimos a la
multitud de los discípulos que, con gran alegría, acompañan al Señor en su
entrada en Jerusalén.”[1]
Así mismo, con esta procesión y con la celebración eucarística del día de hoy
iniciamos la Semana Santa.
La procesión con los ramos, siguiendo la imagen tallada
del Señor de las Palmas, es un gesto
de fe a la vez litúrgico, pedagógico y espiritual, que está llamado a hacerse
vida en nuestra existencia concreta.
¿Qué significó este acontecimiento para los discípulos de
ese entonces? ¿Qué significa para los cristianos de hoy este gesto litúrgico?
«Jesús, acompañado de sus
discípulos, iba camino a Jerusalén»
El texto evangélico proclamado en la Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén (Lc 19, 28 – 40) nos dice que «Jesús, acompañado de sus discípulos, iba
camino a Jerusalén» (Lc 19, 28). Por
lo tanto, para los discípulos de ayer y de hoy –para los cristianos de todos
los tiempos-, este gesto significa en primer lugar acompañar al Señor; caminar
con Él, caminar como Él, caminar detrás de Él. En último término el gesto
litúrgico de la procesión nos señala el sentido y criterio último de la
existencia cristiana: el seguimiento de Jesús, el Cristo.
Por esta razón, el gesto de fe que hemos realizado es al
mismo tiempo un gesto litúrgico, pedagógico y espiritual. Es un gesto litúrgico
porque lo realizamos como Pueblo de Dios,
como cuerpo eclesial unido a su Cabeza: Jesucristo. Es un gesto pedagógico porque la Liturgia –en la cual siempre actúa
Cristo con su Iglesia- nos educa, nos conforma interiormente a Cristo y nos señala
un estilo y un criterio de vida. Quien separa Liturgia y vida no ha comprendido la profundidad y alcance de la
misma, y en el fondo la considera obra puramente humana, “mero gesto
ceremonial”[2]
que no lleva en sí la gracia, la
fuerza capaz de transformar la realidad.
Por último el gesto de fe que hemos realizado en la
procesión de los ramos es también gesto espiritual porque nos señala lo que
significa el seguimiento de Cristo en nuestra vida cotidiana personal: una
“nueva orientación de la existencia.”[3]
Se trata en último término del corazón mismo del cristianismo: “No se comienza
a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro
con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y,
con ello, una orientación decisiva.”[4]
¿Es el caminar de Cristo Jesús lo que orienta mi propio
caminar, o, sigue siendo mi propio yo –con sus ideas, gustos y caprichos- el
criterio orientador de mi vida? Así como caminamos detrás de Cristo Jesús en el
Domingo de Ramos, así, debemos
caminar detrás de Él en el día a día.
«Todos los discípulos,
llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios»
Y este camino de seguimiento de Jesús es un camino de
alegría y alabanza. Así lo señala el evangelio: «Cuando Jesús se acercaba a la pendiente del monte de los Olivos, todos
los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios en alta voz, por
todos los milagros que habían visto.»
(Lc 19, 37).
Cuando de verdad seguimos a Jesucristo nuestro corazón se
llena de gozo, pues, “la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida
entera de los que se encuentran con Jesús. (…) Con Jesucristo siempre nace y
renace la alegría.”[5]
Ese es el secreto de la alegría vital del cristiano. Si la tristeza, el
desánimo o incluso el desgano, se apoderan de nosotros, preguntémonos si
estamos caminando con Jesús en el día a día. Puede que hayamos perdido de vista
las huellas del Maestro que en todas las circunstancias de la vida nos promete
la alegría de las Bienaventuranzas (Mt 5, 3 – 12).
La alegría del seguimiento cristiano se expresa también
como alabanza a Dios por todos los milagros y signos que los discípulos han
visto. También hoy nos haría bien alabar a Dios, Padre bueno y misericordioso,
por tantos signos de su presencia en nuestra vida y por tantos milagros de
transformación interior de los cuales somos testigos. ¡Cuánto ha cambiado
nuestra vida personal y familiar desde que nos encontramos con Cristo! ¡Cuánto
bien nos hace cuando nos dejamos encontrar por él y su amor![6]
“Quien se confía al amor de Dios es redimido”[7],
es liberado, es salvado.
«Si ellos callan, gritarán
las piedras»
Finalmente, la existencia cristiana como seguimiento implica
también el testimonio. Ante el requerimiento de los fariseos: «Maestro, reprende a tus discípulos»;
Jesús responde: «Les aseguro que si ellos
callan, gritarán las piedras» (Lc
19, 39 – 40). Sí, caminar detrás de Jesús, implica el testimonio. De palabra y sobre
todo de obra. No se puede callar lo vivido con Él. No se puede dejar de
compartir lo que Él nos ha entregado: el rostro del Padre y el camino que lleva
al encuentro con Él y con los demás como hermanos.
Iglesia Santa María de la Trinidad, Santuario de Tuparenda. Domingo de Ramos 2019. |
Sí, como discípulos de Jesús nos adentramos en esta Semana Santa para renovar, en el Misterio Pascual de Cristo, “nuestra
vocación de pueblo de la alianza, convocado para bendecir el nombre de Dios,
escuchar su Palabra y experimentar con gozo sus maravillas”[9];
para renovar nuestra existencia cristiana que no es otra cosa que seguir a
Jesús, alabar a Dios con nuestra vida y testimoniar la vida nueva de Cristo.
A María, Mater
Ecclesiae Peregrinantis – Madre de la Iglesia Peregrina, encomendamos
nuestro caminar durante estos días santos y le pedimos que nos enseñe a caminar
por la vida tal como Ella lo hizo, siguiendo a su hijo Jesús hasta el Calvario
y la mañana nueva de la Resurrección. Amén.
P. Oscar Iván
Saldívar, I. Sch.
Santuario de Tupãrenda, 14
de abril de 2019
[1]
BENEDICTO XVI, Celebración del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, Homilía, domingo 1 de abril de 2007 [en
línea]. [fecha de consulta: 12 de abril de 2019]. Disponible en: <http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/homilies/2007/documents/hf_ben-xvi_hom_20070401_palm-sunday.html>
[2]
BENEDICTO XVI, PAPA EMÉRITO, La Iglesia y
el escándalo del abuso sexual, III, 2 [en línea]. [fecha de consulta: 12 de
abril de 2019]. Disponible en: <https://www.aciprensa.com/noticias/el-diagnostico-de-benedicto-xvi-sobre-la-iglesia-y-los-abusos-sexuales-35201>
[3]
BENEDICTO XVI, Celebración del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, Homilía, domingo 1 de abril de 2007 [en
línea]. [fecha de consulta: 12 de abril de 2019]. Disponible en: <http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/homilies/2007/documents/hf_ben-xvi_hom_20070401_palm-sunday.html>
[4]
BENDICTO XVI, Deus caritas est, 1.
[5]
PAPA FRANCISCO, Evangelii Gaudium, 1.
[6]
Cf. PAPA FRANCISCO, Evangelii Gaudium,
3.
[7]
BENEDICTO XVI, PAPA EMÉRITO, La Iglesia y
el escándalo del abuso sexual, III, 1 [en línea]. [fecha de consulta: 12 de
abril de 2019]. Disponible en: <https://www.aciprensa.com/noticias/el-diagnostico-de-benedicto-xvi-sobre-la-iglesia-y-los-abusos-sexuales-35201>
[8]
BENEDICTO XVI, PAPA EMÉRITO, La Iglesia…,
III, 3.
[9]
Cf. MISAL ROMANO, Prefacio de Cuaresma V.
El camino del éxodo en el desierto cuaresmal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario