La vida es camino

Creo que una buena imagen para comprender la vida es la del camino. Sí, la vida es un camino. Y vivir se trata de aprender a andar ese camino único y original que es la vida de cada uno.
Y si la vida es un camino -un camino lleno de paradojas- nuestra tarea de vida es simplemente aprender a caminar, aprender a vivir. Y como todo aprender, el vivir es también un proceso de vida.
Se trata entonces de aprender a caminar, aprender a dar nuestros propios pasos, a veces pequeños, otras veces más grandes. Se trata de aprender a caminar con otros, a veces aprender a esperarlos en el camino y otras veces dejarnos ayudar en el camino. Se trata de volver a levantarnos una y otra vez cuando nos caemos. Se trata de descubrir que este camino es una peregrinación con Jesucristo hacia el hogar, hacia el Padre.
Y la buena noticia es que si podemos aprender a caminar, entonces también podemos aprender a vivir, podemos aprender a amar... Podemos aprender a caminar con otros...
De eso se trata este espacio, de las paradojas del camino de la vida, del anhelo de aprender a caminar, aprender a vivir, aprender a amar. Caminemos juntos!

domingo, 14 de abril de 2019

«Si ellos callan, gritarán las piedras»


Domingo de Ramos en la Pasión del Señor – Ciclo C

Lc 19, 28 – 40

«Si ellos callan, gritarán las piedras»

Queridos hermanos y hermanas:

            Con “la procesión del domingo de Ramos nos unimos a la multitud de los discípulos que, con gran alegría, acompañan al Señor en su entrada en Jerusalén.”[1] Así mismo, con esta procesión y con la celebración eucarística del día de hoy iniciamos la Semana Santa.

            La procesión con los ramos, siguiendo la imagen tallada del Señor de las Palmas, es un gesto de fe a la vez litúrgico, pedagógico y espiritual, que está llamado a hacerse vida en nuestra existencia concreta.

            ¿Qué significó este acontecimiento para los discípulos de ese entonces? ¿Qué significa para los cristianos de hoy este gesto litúrgico?

«Jesús, acompañado de sus discípulos, iba camino a Jerusalén»

            El texto evangélico proclamado en la Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén (Lc 19, 28 – 40) nos dice que «Jesús, acompañado de sus discípulos, iba camino a Jerusalén» (Lc 19, 28). Por lo tanto, para los discípulos de ayer y de hoy –para los cristianos de todos los tiempos-, este gesto significa en primer lugar acompañar al Señor; caminar con Él, caminar como Él, caminar detrás de Él. En último término el gesto litúrgico de la procesión nos señala el sentido y criterio último de la existencia cristiana: el seguimiento de Jesús, el Cristo.

            Por esta razón, el gesto de fe que hemos realizado es al mismo tiempo un gesto litúrgico, pedagógico y espiritual. Es un gesto litúrgico porque lo realizamos como Pueblo de Dios, como cuerpo eclesial unido a su Cabeza: Jesucristo. Es un  gesto pedagógico porque la Liturgia –en la cual siempre actúa Cristo con su Iglesia- nos educa, nos conforma interiormente a Cristo y nos señala un estilo y un criterio de vida. Quien separa Liturgia y vida no ha comprendido la profundidad y alcance de la misma, y en el fondo la considera obra puramente humana, “mero gesto ceremonial”[2] que no lleva en sí la gracia, la fuerza capaz de transformar la realidad.

            Por último el gesto de fe que hemos realizado en la procesión de los ramos es también gesto espiritual porque nos señala lo que significa el seguimiento de Cristo en nuestra vida cotidiana personal: una “nueva orientación de la existencia.”[3] Se trata en último término del corazón mismo del cristianismo: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.”[4]

            ¿Es el caminar de Cristo Jesús lo que orienta mi propio caminar, o, sigue siendo mi propio yo –con sus ideas, gustos y caprichos- el criterio orientador de mi vida? Así como caminamos detrás de Cristo Jesús en el Domingo de Ramos, así, debemos caminar detrás de Él en el día a día.

«Todos los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios»

            Y este camino de seguimiento de Jesús es un camino de alegría y alabanza. Así lo señala el evangelio: «Cuando Jesús se acercaba a la pendiente del monte de los Olivos, todos los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios en alta voz, por todos los milagros que habían visto.» (Lc 19, 37).

            Cuando de verdad seguimos a Jesucristo nuestro corazón se llena de gozo, pues, “la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. (…) Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría.”[5] Ese es el secreto de la alegría vital del cristiano. Si la tristeza, el desánimo o incluso el desgano, se apoderan de nosotros, preguntémonos si estamos caminando con Jesús en el día a día. Puede que hayamos perdido de vista las huellas del Maestro que en todas las circunstancias de la vida nos promete la alegría de las Bienaventuranzas (Mt 5, 3 – 12).

            La alegría del seguimiento cristiano se expresa también como alabanza a Dios por todos los milagros y signos que los discípulos han visto. También hoy nos haría bien alabar a Dios, Padre bueno y misericordioso, por tantos signos de su presencia en nuestra vida y por tantos milagros de transformación interior de los cuales somos testigos. ¡Cuánto ha cambiado nuestra vida personal y familiar desde que nos encontramos con Cristo! ¡Cuánto bien nos hace cuando nos dejamos encontrar por él y su amor![6] “Quien se confía al amor de Dios es redimido”[7], es liberado, es salvado.

«Si ellos callan, gritarán las piedras»

            Finalmente, la existencia cristiana como seguimiento implica también el testimonio. Ante el requerimiento de los fariseos: «Maestro, reprende a tus discípulos»; Jesús responde: «Les aseguro que si ellos callan, gritarán las piedras» (Lc 19, 39 – 40). Sí, caminar detrás de Jesús, implica el testimonio. De palabra y sobre todo de obra. No se puede callar lo vivido con Él. No se puede dejar de compartir lo que Él nos ha entregado: el rostro del Padre y el camino que lleva al encuentro con Él y con los demás como hermanos.

           
Iglesia Santa María de la Trinidad,
Santuario de Tuparenda.
Domingo de Ramos 2019.
También hoy la Iglesia peregrina está llamada a testimoniar con alegría y mansedumbre su fe en Cristo Jesús. También hoy estamos llamados a ser una auténtica  “Iglesia de mártires y por ello testimonio del Dios viviente” si no queremos reducir la Iglesia a mero “aparato político”[8] y presentarla ante la sociedad como fuerza de presión cultural e ideológica. La Iglesia es más que eso, es la prolongación de la vida y acción salvífica de Cristo en medio de la historia humana.

            Sí, como discípulos de Jesús nos adentramos en esta Semana Santa para renovar, en el Misterio Pascual de Cristo, “nuestra vocación de pueblo de la alianza, convocado para bendecir el nombre de Dios, escuchar su Palabra y experimentar con gozo sus maravillas”[9]; para renovar nuestra existencia cristiana que no es otra cosa que seguir a Jesús, alabar a Dios con nuestra vida y testimoniar la vida nueva de Cristo.

            A María, Mater Ecclesiae Peregrinantis – Madre de la Iglesia Peregrina, encomendamos nuestro caminar durante estos días santos y le pedimos que nos enseñe a caminar por la vida tal como Ella lo hizo, siguiendo a su hijo Jesús hasta el Calvario y la mañana nueva de la Resurrección. Amén.

P. Oscar Iván Saldívar, I. Sch.

Santuario de Tupãrenda, 14 de abril de 2019


[1] BENEDICTO XVI, Celebración del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, Homilía, domingo 1 de abril de 2007 [en línea]. [fecha de consulta: 12 de abril de 2019]. Disponible en: <http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/homilies/2007/documents/hf_ben-xvi_hom_20070401_palm-sunday.html>
[2] BENEDICTO XVI, PAPA EMÉRITO, La Iglesia y el escándalo del abuso sexual, III, 2 [en línea]. [fecha de consulta: 12 de abril de 2019]. Disponible en: <https://www.aciprensa.com/noticias/el-diagnostico-de-benedicto-xvi-sobre-la-iglesia-y-los-abusos-sexuales-35201>
[3] BENEDICTO XVI, Celebración del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, Homilía, domingo 1 de abril de 2007 [en línea]. [fecha de consulta: 12 de abril de 2019]. Disponible en: <http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/homilies/2007/documents/hf_ben-xvi_hom_20070401_palm-sunday.html> 
[4] BENDICTO XVI, Deus caritas est, 1.
[5] PAPA FRANCISCO, Evangelii Gaudium, 1.
[6] Cf. PAPA FRANCISCO, Evangelii Gaudium, 3.
[7] BENEDICTO XVI, PAPA EMÉRITO, La Iglesia y el escándalo del abuso sexual, III, 1 [en línea]. [fecha de consulta: 12 de abril de 2019]. Disponible en: <https://www.aciprensa.com/noticias/el-diagnostico-de-benedicto-xvi-sobre-la-iglesia-y-los-abusos-sexuales-35201>
[8] BENEDICTO XVI, PAPA EMÉRITO, La Iglesia…, III, 3.
[9] Cf. MISAL ROMANO, Prefacio de Cuaresma V. El camino del éxodo en el desierto cuaresmal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario