La vida es camino

Creo que una buena imagen para comprender la vida es la del camino. Sí, la vida es un camino. Y vivir se trata de aprender a andar ese camino único y original que es la vida de cada uno.
Y si la vida es un camino -un camino lleno de paradojas- nuestra tarea de vida es simplemente aprender a caminar, aprender a vivir. Y como todo aprender, el vivir es también un proceso de vida.
Se trata entonces de aprender a caminar, aprender a dar nuestros propios pasos, a veces pequeños, otras veces más grandes. Se trata de aprender a caminar con otros, a veces aprender a esperarlos en el camino y otras veces dejarnos ayudar en el camino. Se trata de volver a levantarnos una y otra vez cuando nos caemos. Se trata de descubrir que este camino es una peregrinación con Jesucristo hacia el hogar, hacia el Padre.
Y la buena noticia es que si podemos aprender a caminar, entonces también podemos aprender a vivir, podemos aprender a amar... Podemos aprender a caminar con otros...
De eso se trata este espacio, de las paradojas del camino de la vida, del anhelo de aprender a caminar, aprender a vivir, aprender a amar. Caminemos juntos!

domingo, 30 de junio de 2019

«Sígueme»


Domingo 13° del tiempo durante el año – Ciclo C

Lc 9, 51 – 62

«Sígueme»

Queridos hermanos y hermanas:

            En este Domingo 13° del tiempo durante el año, los textos de la Liturgia de la Palabra nos invitan a meditar sobre el llamado y el seguimiento. En el fondo, ambos temas nos muestran la naturaleza particular del discipulado cristiano.

«Lo ungirás como profeta en lugar de ti»

            La primera lectura, tomada del Primer Libro de los Reyes (1 Rey 19, 16b. 19 – 21), al relatarnos la elección y llamamiento de Eliseo nos señala que la iniciativa del llamado proviene de Dios mismo: «El Señor dijo a Elías: “A Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, lo ungirás profeta en lugar de ti.”» (1 Rey 19, 16b).

            No es Eliseo el que se auto-convoca, ni es Elías quien elige a su sucesor. El Señor señala a Elías quién lo sucederá y a través de Elías, Eliseo escucha el llamado de Dios. Eliseo ha sido elegido y llamado. Su elección y vocación son en primer lugar un don. Recién un segundo momento la vocación de Eliseo se manifiesta como repuesta a la llamada recibida y como seguimiento.

            Lo mismo sucede con los apóstoles de Jesús y con nosotros los bautizados. ¿Cómo no recordar aquellas palabras de Jesús: «No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes»? (Jn 15, 16a).

            Sí, Jesús nos ha elegido a cada uno de nosotros y nos ha llamado de forma personal por medio de su Iglesia en el Bautismo. ¡Qué hermoso sería dedicarnos a meditar sobre esto! Dedicarle tiempo a tomar conciencia de que ser cristiano es un don, un regalo. El hecho de que cada uno de nosotros sea cristiano es un don porque hemos sigo elegidos gratuitamente –sin mérito nuestro- y hemos sido amados por Otro antes de que nosotros lo amemos a Él (cf. 1 Jn 4, 9 - 10).

«El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz»

            Y en la medida en que vamos tomando conciencia de que “ser cristiano es ante todo un don, (…) que luego se desarrolla en la dinámica del vivir  y poner en práctica este don”[1]; en esa medida, vamos asumiendo nuestra vocación cristiana y la vamos viviendo con todo el corazón.

            Es decir, cuando el discípulo se sabe y se siente amado, elegido y llamado, él mismo desea responder con amor al amor que se le ha regalado antes. Es lo que expresa el salmista cuando dice: «El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz» (Salmo 15 [16], 5).

            El israelita que ha sido llamado al servicio del Señor en el Templo de Jerusalén renuncia a una heredad –un terreno- en la tierra prometida ya que el Señor mismo se convierte en la tierra donde él se arraiga y de la cual se nutre. Es tan grande el don de ser llamado que para acogerlo se renuncia a todo otro don, a toda otra seguridad, a toda otra alegría.

«Sígueme»

           
Vocación de san Bartolomé.
Raúl Berzosa, 2013.
Librilla, Murcia, España.
Comprendemos entonces las exigencias radicales que Jesús enuncia para aquellos que quieren seguirlo libremente y con generosidad. El texto evangélico (Lc 9, 51 – 62) presenta tres características del seguimiento cristiano: la total disponibilidad; la incondicionalidad y la consciencia de misión.

            La disponibilidad que permite al discípulo salir de su zona de confort porque su hogar último y su cobijamiento están con Cristo en el corazón del Padre (cf. Lc 9, 57 – 58). La incondicionalidad que es respuesta al amor incondicional con el cual Jesús nos amó hasta el extremo y nos sigue amando (cf. Lc 9, 59 – 60). La consciencia de misión que hace que toda nuestra vida esté decididamente orientada (cf. Lc 9, 61 – 62)  hacia aquello que el Señor nos pide realiza: «Tú ve a anuncia el Reino de Dios» (Lc 9, 60).

            Las exigencias que Jesús plantea en su seguimiento se entienden solamente si comprendemos que la elección y el llamado son un gran don. Todo gran don para ser acogido adecuadamente en el corazón humano requiere de decisiones radicales y exigentes. Por ello, Jesús nos llama hoy a vivir nuestra vocación cristiana con alegría y generosidad dejando de lado toda mediocridad. Se trata de “una elección libre y consciente, hecha por amor, para corresponder a la gracia inestimable de Dios.”[2]

            A María, Mater et discipula magnanima – Madre y discípula generosa, le pedimos que nos eduque en nuestra vocación cristiana, de modo que siempre redescubramos el gran don de ser cristianos y así respondamos con generosidad a nuestra vocación en el seguimiento diario de Jesús, nuestro Señor. Amén.

P. Oscar Iván Saldívar, I.Sch.

Domingo 30 de Junio de 2019


Santuario de Tupãrenda




[1] J. RATZINGER/BENEDICTO XVI, Jesús de Nazaret. Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección (Ediciones Encuentro, Madrid 2011), 83.
[2] PAPA FRANCISCO, Ángelus, domingo 30 de junio de 2019 [en línea]. [fecha de consulta: 30 de junio de 2019]. Disponible en: <https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2019-06/papa-itinerancia-prontitud-decision-discipulos-jesus.html>

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