Llamados a una renovación
radical
Mensaje de los Obispos del
Paraguay – Noviembre de 2015
Como resultado de su 207a
Asamblea Plenaria Ordinaria, los Obispos católicos del Paraguay nos ofrecen
un mensaje titulado “Llamados a una
renovación radical”.[1]
Este documento nos invita a recoger las experiencias vividas durante la visita
del Papa Francisco al Paraguay (Julio de 2015) y a profundizar en ellas, para
iniciar un necesario proceso discernimiento: “¿Qué nos deja esta visita? ¿Cómo
continuar el camino? ¿A qué nos llama Dios después de esta visita?”.[2]
Sin
este discernimiento, la visita papal quedará como un acontecimiento histórico,
cargado de significado y afecto, pero sin producir los frutos de conversión
personal y eclesial que todos anhelamos.
Luego
de una breve Introducción, los
Obispos dan cuenta del Mensaje del Papa,
señalando que el mismo es “claro y profético, nos despierta e interpela, y su
lenguaje sencillo y concreto llega a nuestra cultura.”[3]
Así mismo nos dicen que “antes de recorrer los ejes principales del mensaje del
Papa es importante recalcar el simple pero profundo hecho de que a través de
sus homilías, de sus gestos, de los principales documentos ya publicados (Evangelii Gaudium, Misericordiae Vultus, Laudato Si´), de sus discursos, de todo su
ministerio y su persona, el Papa Francisco llama a la Iglesia a una renovación
radical. Sus intervenciones apuntan menos a contenidos doctrinales y más a
urgencias pastorales.”[4]
La
tónica fundamental del mensaje episcopal está en recoger este llamado a la
renovación eclesial que nos hace el Papa Francisco. “Debemos meditar sobre este
simple y significativo llamado. Renovar significa hacer “nuevo”, no al estilo
de los productos de consumo que siempre son “nuevos” porque se modifica un poco
su aspecto o su presentación, sino con lo novedad transformadora y vivificante
del Evangelio.”[5]
“Esta
renovación es un “deber de radicalidad”. Debe ir a las raíces. El Evangelio nos
invita a tener sabor, a fermentar la masa, a comunicar vida, a vivir por los
demás, a amar.”[6]
Del
Mensaje del Papa, los Obispos señalan
“algunos ejes principales que, como Iglesia en el Paraguay, debemos tener en
cuenta”[7]:
Conocer a Dios; Salir a compartir: la
misión-hospitalidad; Humildad y misericordia; Ser pueblo: diálogo social y bien
común. Será provechoso para el creyente –y para aquél que busca entender
más al Papa Francisco- leer este apartado con detenimiento para encontrar las
concreciones de este mensaje en su propio ámbito. En particular, en este
documento se comprende la expresión ser
pueblo. Se trata de asumir, con todas sus consecuencias, la conciencia de
que nos pertenecemos los unos a los otros. Ser pueblo es pertenecerse
mutuamente, y por eso buscar la integración de todos, especialmente de los más
pobres y marginados. El bien del pueblo –de la comunidad- está por encima del
bienestar individual.
En
el apartado Llamado a la renovación,
nuestros Obispos dan gracias por el testimonio de radicalidad evangélica que
brinda el Papa y anhelan dar respuesta a este testimonio. “Cada persona,
comunidad, organización eclesial, consejo pastoral, y cada equipo de trabajo,
puede y debe encontrar algo en estos mensajes para renovar su fe y su misión.
¡Leamos los mensajes!, recordemos esta visita histórica y meditemos. Ésta es la
tarea que nos queda después de esta visita tan intensa y profunda.”[8]
Seguidamente
los Obispos presentan los Desafíos de
nuestra realidad eclesial y social, desafíos en los cuales está presente la
llamada del Papa Francisco a la Iglesia paraguaya. Entre los desafíos sociales
enumeran: al inicio del “Año de la Misericordia” la necesidad de sanación, paz,
reconciliación y perdón en muchas situaciones sociales y domésticas; la
juventud en Paraguay y su testimonio de compromiso y civismo; la necesidad del diálogo social
para mejorar el ámbito político; el mundo rural, parte esencial de nuestra
identidad nacional, para el cual urge una propuesta de arraigo en el campo con
una vida plena y digna; el cuidado de los recursos naturales de nuestro país.
A
nivel eclesial los desafíos son: promover en la misma Iglesia la “cultura del
encuentro”; intensificar la Pastoral Familiar asumiendo el acompañamiento
espiritual y pastoral de las personas separadas en nueva unión; asumir la
dimensión social del Evangelio en la Pastoral Social; dar mayor realce a la
Pastoral Vocacional y orar al Señor para que envíe operarios a su campo;
madurar en la fe a través de la Catequesis y la Liturgia para llegar a ser
verdaderos discípulos-misioneros; en nuestro servicio a la Iglesia preguntarnos:
¿mi servicio es promoción personal o servicio a la comunidad?; expresar nuestro
testimonio de vida cristiana en la convivencia fraterna y en el compartir la
alegría de la fe.
Al
final de estos desafíos los Obispos nos invitan a reflexionar: “¿Qué desafíos
sociales y eclesiales experimentamos más de cerca?”.
Como
quinto apartado del mensaje nos invitan a Discernir
para responder a los desafíos. “Sentimos la necesidad de un tiempo de
“discernimiento” para recoger mejor el mensaje que nos dejó el Papa.” El
discernimiento consiste en crear “un ambiente de oración, de escucha, de
compartir y de decisión, para responder a la voluntad de Dios que queremos
“conocer, amar y hacer”. (…) La meta es la de dejar una pastoral de mera
conservación para asumir la conversión pastoral desde una renovación misionera
más viva y alegre en nuestra vida eclesial.”[9]
Finalmente
los Obispos del Paraguay ofrecen una Conclusión
a este mensaje asumiendo algunos compromisos. Entre ellos cabe resaltar la
propuesta de un trienio dedicado a la Juventud y el compromiso de “organizar
una mejor asesoría para la CEP”, de manera a “agilizar la respuesta de los
Obispos a la situación eclesial y social siempre cambiante”. En este sentido
reconocen los Obispos: “también como episcopado necesitamos de una formación
permanente”.[10]
Como
sintetizando este Llamado a una
renovación radical, nuestros Obispos nos recuerdan que “el Papa nos llama a
vivir plenamente “la alegría del Evangelio” y de renovar radicalmente nuestra Iglesia. Más que darnos líneas de
acción precisas, nos invita a vivir intensamente nuestra relación con Dios, en
comunidad, como pueblo; a mirar a nuestro entorno, y responder con
misericordia, con generosidad, con pasión, a los llamados que sentimos en
nuestra realidad personal, familiar, eclesial y social.”[11]
Depende de nosotros escuchar este llamado y
poner de nuestra parte para renovar, con la novedad del Evangelio, nuestra vida
eclesial. La propuesta está hecha.
P. Oscar Iván Saldivar F., I.Sch.
[1] CONFERENCIA
EPISCOPAL PARAGUAYA, Mensaje de los
Obispos del Paraguay. Llamados a una renovación radical [en línea]. [fecha de consulta: 9 de marzo de 2016].
Disponible en: <http://episcopal.org.py/news-item/llamados-a-una-renovacion-radical/>
[2]
CONFERENCIA EPISCOPAL PARAGUAYA, Mensaje
de los Obispos del Paraguay. Llamados a una renovación radical, 1.
[3]
Ídem, 2.
[4]
Ibídem
[5]
Ibídem
[6]
Ibídem
[7]
Cf. Ibídem
[8]
CONFERENCIA EPISCOPAL PARAGUAYA, Mensaje…,
3.
[9]
CONFERENCIA EPISCOPAL PARAGUAYA, Mensaje…,
5.
[10]Ídem, 6.
[11]
Ibídem
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